rollo

Últimamente no empiezo un libro que me apetezca continuar. No sé si será la situación esta o que no me interesa nada, pero cada vez leo menos y no porque no me apetezca, sino porque nada me entretiene.

Qué ganas de abrir una historia y quedarme enganchada, qué ganas de poder escapar de la realidad a través de otras vidas mucho más emocionantes o molonas. Qué ganas de viajar, de emprender, de cansarme, de asustarme, de llorar o de reír a través de unas páginas. ¿No os encanta cuando un libro os engancha y entráis del tirón en la historia y no queréis que se acabe pero no podéis dejar de leer? Pues no lo encuentro.

Estos días he leído, aunque bastante poco en comparación con otros momentos estelares de mi vida. Enteros, enteros he debido leer dos y me refiero a novelas. Nada de estudios y arte, que de esos han caído unos cuantos. Y de los dos, pues meh. Sobre todo me recuerdo a mí leyendo, en la terraza, al sol de marzo. Interrumpida una y otra vez por la voz estridente de mi vecina de arriba gritándole a su madre (las dos mayores, no me quejo de canicas rodando por el suelo). No sé si fue la voz o fue el libro en sí, pero no llegué a entrar en la historia como me gusta.

En fin, que estoy haciendo tiempo para el paseo comunal. Ahora puedo darlo a cualquier hora, pero soy fiel a la costumbre de salir al anochecer. Lo mismo mañana hago el esfuerzo de un paseín mañanero. No estoy de buen humor, la verdad. Y además estoy bastante aburrida. Cuántas ganas tengo de hacer cosas diferentes. 

Cuántas ganas tengo de salir de aquí.

Comentarios

Molando voy

Las buenas acciones y sus consecuencias

hablar

frases de pared