Una tarde en el museo

Ayer tuve la suertísima de asistir a una conferencia/presentación de libro en el Museo Arqueológico. Y digo suertísima por tres razones:

- fui acompañando a una amiga, sin tener del todo claro qué me iba a encontrar (aquí es donde aplaudo de lleno el factor suerte)

- aluciné con la ponente, Alicia Vallina, y ahora quiero que seamos mejores amigas

- el tema del libro y la confe me resultaron interesantísimos

Del primer punto diré poco, fue un plan divino dejarme llevar por el entusiasmo museístico de mi amiga. De no ser por ella es altísimamente probable que no hubiera asistido a la presentación, y lo que me hubiera perdido, oye.

Del segundo os contaré algo más. Alicia Vallina es maravilla pura. No os podéis imaginar qué entusiasmo y qué manera de transmitir sus conocimientos. Para que os hagáis una idea yo entraba a trabajar a las ocho y tenía planeado salir a menos cuarto. Acabé retrasando la salida media hora, y me fui con toda la pena del mundo, porque no podía retrasarlo más. Qué gusto da encontrarse con personas apasionadas con lo que hacen y que además tienen el don de transmitir esa pasión. Qué energía tan buenísima transmiten y cuántas ganas de seguir aprendiendo. Diría que de mayor quiero ser Alicia Vallina, pero -ostras- ya soy mayor.

En cuanto al tema, nuestra mujer maravilla presentaba su libro "Museos, galerías y rarezas. Estudio sobre la museografía neickeliana". Supongo que el pequeño montón de personas que asistieron a la confe (aforo reducido de 47 personas, qué lástima un salón de conferencias tan vacío) tendrán un interés directo en la museografía y este libro será una aportación interesante porque -por lo que entendí- se refiere a una obra de referencia en la materia. Para los recién llegados a estos lares (para mí, vamos), aún queda un recorrido hasta llegar al tema que nos ocupa, pero ya os adelanto que me pareció interesantísimo conocer el origen de los museos y las aportaciones de Neickel, un comerciante alemán que en el siglo XVIII intentó catalogar y sistematizar las colecciones privadas no solo de Europa, también de América o África, el germen de nuestros actuales museos.

En fin, lo que quería contar es que salí feliz (y corriendo) del museo, con la cabeza llena de cosas nuevas y con la emoción que produce -al menos a mí- pasar ratos estimulantes. Entre nosotros, qué gusto me da cruzarse con personas tan vehementes. Qué inyección de energía y de ganas de seguir aprendiendo de todo (y de lo que me gusta en particular)

Menudo martes molón. 

L.

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