al mal tiempo, volteretas

Una de las cosas que más echo de menos es viajar. Me encanta planificar viajes y me encanta también la vertiente espontánea de salir de casa de aventuras. 

Hoy he visto esta foto de mí hace unos años en Grecia y, ostras, qué ganazas tengo de volver allí. También os digo que a Grecia, a Italia y a Estados Unidos porsupuestísimamente, y a lo que salga. Entre las ideas que barajaba antes del parón pandémico iban cobrando fuerza las islas Mauricio y Reunión y Perú. Ahora, por cosas de la vida y del trabajo, también me apetecen Ecuador y Cuba. Y Canadá. Y volver a Escocia. Y a todos los mares y a Rumanía y a Menorca y a Córcega.

Con suerte, aunque me temo que tampoco va a poder ser (ya tuve que decir goodbye a Menorca tan ricamente), tengo cositas cercanas en formato reserva-done. No sé si habéis oído hablar de Recópolis. Si la vida no lo impide, en una semanita estaré por allí, de yacimientos (que no me puede encantar más). Y así voy sorteando la frustración esta de no poder llevar a cabo otros planes y de estar fundiéndome en banalidades el dinero que tengo para estos menesteres. 

¿Lo bueno? que no tardando mucho me traslado a vivir a una ciudad con mar. Es una aventurilla que no está nada mal para darle una vuelta a la vida. Mola tener este gusanillo por dentro, las ganas, la incertidumbre, la ilusión, los planes de ponerme en marcha otra vez. Mola no quedarme estancada. Llevo muchos años aquí y ya va siendo hora de ese fuera telarañas que os contaba en mayo. A ver qué me depara el futuro. De momento, movimiento. Y el movimiento siempre es bien.

Y poco más por hoy. He visto esta foto y he sentido de nuevo las ganas de ponerme en marcha y a falta de viajes molones, bien vale una mudanza al mar.

L.

Comentarios

Belen ha dicho que…
¡Qué envidia tener el mar a golpe de paseo!. Esperaré impaciente alguna fotillo de la nueva ciudad/pueblo.

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