he vuelto

Vale que no he estado dos meses leyendo a Eudora Welty. Vale que no, pero los últimos acontecimientos no me han dejado mucho tiempo que dedicar a los libros y ahora toca rehacer la lista de pendientes, tocada pero nunca hundida.

De momento y para ir recuperando el hábito, el otro día me compré éste que veis ahí al lado. Como aún ando con resacas varias sólo leo de noche y hasta que pierdo el conocimiento, que es más o menos al abrir el libro, peeero no es lo mismo éste dormirse prontito, con la ventana abierta y un libro entre las manos que llegar de madrugada, desorientada, tropezando con un desorden de semanas y tirarse encima de la cama con los vaqueros puestos.

Durante los últimos meses, ya digo, he leído poco y mal. Relatos cortos, fundamentalmente, pero sin llegar a acabar ningún libro. Eudora Welty, Roberto Bolaño, Juan Leyva, Cortázar… un batiburrillo fenomenal de historias a medias que tendré que retomar este verano, a la sombra de mi árbol preferido.

Pero hasta que lleguen los ansiados cuarenta grados tengo planeadas varias incursiones a la librería. Echo de menos pasear entre libros, que me llame la atención una portada, cogerlo, darle la vuelta y leer de qué va, leer los datos del autor, pasar las hojas, cerrarlo y ver otro y otro y que de repente hayan pasado dos horas y tener una idea bastante clara de lo que me voy a llevar.

He vuelto a leer, no he dejado de escribir, he vuelto a casa, he hecho la faldita tutú (con quince días de retraso pero a tiempo para la función), por fin esta mañana he dado de desayunar a mis pins con un criterio nutricional básico (que dormir tres horas sólo me capacitaba para abrir la nevera y coger un yogur), esta tarde tengo planeada una batida de meter cada cosa en su cajón y otra de emparejamiento de zapatos.

En fin, que estoy llegando, que estoy volviendo, que esta noche me meteré en la cama con la alegría que me da pasar las páginas de un buen libro.

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