los piraos (1ª parte)

Acontecimientos recientes me obligan a escribir sobre ese conjunto de personas que -mereciendo todos mis respetos de antemano- conforman el amplio grupo de los piraos.

Los piraos no nos tienen que dar pena, no están enfermos. Sí me empiezan a producir un poco de pánico. Y es que estoy comprobando que se reproducen, aunque me faltan datos para saber si es como consecuencia directa del radón o si el fenómeno se da en otro tipo de poblaciones menos empedradas.

Hoy he tenido frente a frente la causa directa de esta entrada. He hablado con uno. Le he escuchado y le he atendido con cariño. Cuando se ha ido me he quedado pensando en esto del radón y en una clasificación inicial, en la que a grandes rasgos tendríamos:

Pirados con un fin. Con estos una nunca llega a tener claro si lo son o se lo hacen. Son personas que después de media hora plomiza de comentarios sin sentido llegan al grano, que suele ser de pedir.

Hola, seguro que me conoces, trabajaba en Ramón
¿Cómo dices?
Que trabajaba en Ramón, de administrativo, ¿tú has ido a Ramón? Tienes que haberte quedado con mi cara. Han sido cuatro años.
No, no, yo no, no, mmm, no sé qué es Ramón, pero dime ¿en qué te puedo ayudar?
Qué raro. ¿Y a la ferretería? Verás, me echaron de la ferretería.
Vaya.
Y tú seguro que no estás de acuerdo con lo de los aviones del ejército. Todo el día de un lado para otro. Todo el día gastando. Todos esos millones... ¿Sabes que en Alonso Cano hay un abogado que trabaja en un garaje?

Y así hasta que consiguen llegar al centro de su exposición, con el interlocutor desconectado y repleto del mal humor del que está perdiendo el tiempo.

Pirados con una manía. Estos son sensacionales y muy útiles para pasarlo bien en una comida de trabajo.

Buenos días, hay olores raros en mi casa.
¿Es un tema de alcantarillas?
No, son olores inoloros
¿Cómo dice?
Son olores tóxicos que no se huelen, pero me están envenando
¿Perdón? (aquí ya la cara empieza a ser el espejo del pensamiento … ostia, otra pirada)
Es mi vecina. Me hace vudú químico. Inyecta sustancias transparentes e inoloras con una jeringa en la pared y llegan a mi casa por los conductos y me están matando.

Lo dicho, que esto da un juego sensacional en cualquier conversación de esas que empiezan ¿y te acuerdas de...?

Pirados que despistan. Los pirados que despistan son los que parecen perfectamente normales hasta que en un instante la cagan.

Deberíais tener cuidado con la nueva ubicación del nido de las golondrinas. Ya sabes que estos animales tienen unas costumbres muy rígidas blablabla todo muy estudiado, en plan documental de la 2.
Tienes toda la razón, voy a hablar ahora mismo con P para organizar toda esta intervención blablabla
Es que verás... (empieza a temblar el labio inferior)... es que a ver cómo te lo digo, verás, es que yo soy amigo de las golondrinas (me empieza a temblar el alma).
¿Cómo dice?
Sí (y ya moquea) y precisamente a ésta la conozco desde que era así (ya no puede dejar de llorar). No es justo el trato que les dáis. No es justo. Están sufriendo. ¿Es que no lo véis? ¿Es que no tenéis sensibilidad? ¿Y el golondrino? El golondrino ya no puede más...

Pirados que después de risa dan lástima. A estos se les conoce porque se creen la bomba. Y que se crean superiores en su estupidez da mucha risa, pero después, cuando te has secado las lágrimas y piensas con tranquilidad en sus familias, después, dan ganas de llorar, pero muchas ganas de llorar.

Y lo tengo que dejar aquí. En otra ocasión despedazaré esta última categoría y un par más que hoy me dejo en el borrador.

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