se me enamora el alma

El pasado fin de semana ha sido mi primero en Málaga y la verdad es que no ha estado nada mal. Me ha faltado compañía, para qué voy a decir otra cosa, pero así para empezar ha sido molón. El sábado lo invertí en museos y en pasear por el centro de la ciudad. ¿Qué digo molón? ORO PURO. Lo resumo entre 3 palabras MIQUEL, BARCELÓ y MAR. Rozando la perfección. 

Los que me conocen saben de mi amor eterno a Barceló. He llegado a un punto en el que me da hasta igual lo que haga. Me gusta y porque no puedo comprarlo, que si no me lo llevo puesto, por favor.

La expo del Museo Picasso, no os voy a contar otra cosa, me ha encandilado. Iré a verla más veces. Está hasta septiembre, así que me quedan días para rendir pleitesía al mito. Si le queréis como yo, venirse. No digo más. De entre todas sus maravillas encontré dos que me emocionaron todo. No sé si sabéis que Barceló ha participado en el comité de expertos de la cueva de Chauvet. Pues bien, se exponen dos lienzos que... lo voy a explicar fácil que si empiezo con tecnicismos tiendo al rollo. Sabéis que los pintores del paleolítico, en muchas ocasiones utilizaban las formas de la pared para dar volumen a sus figuras.  En estos dos lienzos, Barceló hace algo parecido. No pinta sobre la tela lisa, sino que le da formas que se adaptan a las diferentes figuras. Por la forma de tratar el lienzo, por la temática, por los colores ocres y negros... es evidente que son obras que han surgido de la experiencia Chauvet (ahí tenéis uno de ellos, arriba a la derecha). Y a mí, que el arte de la prehistoria me enamora el alma, es lo que me faltaba por ver para completar el enamoramiento barceloniano. Qué queréis que os diga. Es que... ¿Qué me decís de ese ruedo, POR FAVOR?

Ya que estaba en el museo recorrí la expo permanente. Inmersión picassiana, of course. Picasso es un sí muy grande en mi gusto artístico (por ejemplo Dalí se queda en bueno-va. Sé que muchos me cuestionaréis de ahora en adelante, pero a cada uno le emociona lo que le emociona y a mí Picasso sí y Dalí menos, que no es que no, pero es menos). Me gustó mucho lo que vi, en particular estas Tres gracias, que os muestro aquí. El cuadro es grande y es maravilloso por el dibujo (para los que no dibujamos es increíble ver la facilidad con la que con unos cuantos trazos se forma una imagen) y por la luz que crea con los colores blanco y negro. Parece tan fácil. Estas cosas hay que verlas de cerca, pero dejo aquí la foto por compartir cosas que me gustan.

Y poco más que contar. El domingo lo despaché en Nerja, de playa en playa, disfrutando de la soledad, del mar, del sol, del caloret, de comer sentadita en la arena, de leer, de cero prisas y nada mejor que hacer y de mojarme los pieses. Estuve tentada de darme un baño, pero hacía vientecillo y pensé que la salida iba a ser heroica y me dio pereza, así que decidí dejarlo para la semana que viene, que he decidido que los domingos van a ser días de playa mientras se pueda.

Y hasta aquí mi aportación por hoy a los que me leéis. 

Pasad una semana súper.

L.

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