days like this

En los días largos miras el reloj con hambre pensando qué bien las 14:00h, hora de zampar, qué habrá hoy de comer y constatas con horror que solo son las 10:50h. 

10:50h. El momento exacto en el que sabes, sé, que me espera por delante una jornada tirando a mierder. Pffff. Yo qué pensaba que ya tenía medio día echao y me encuentro perdida casi en el comienzo de lo que sea que quede por venir.

En los días largos no pasa nada y, lo que es peor, no hay previsión de movimiento. Ahora mismo lo que queda de día se me antoja desierto del Sahara. Todo arena. Miro al frente y el día se me pierde en el horizonte, con sus ratos de ordenador, de teléfono y de sueño porque esta noche he dormido regu.

En los días largos, de hecho, se me acumula cansancio de días anteriores, normalmente más rock and roll. Días monótonos contra días todo-lo-contrario. La monotonía de los días largos. La somnolencia infinita se instala como un perezoso en las ramas del cerebro, dejando caer las patas con la indolencia de mil horas perdidas.

En los días largos cualquier propósito es una cuesta arriba. Es cansancio. Bostezo. Pienso que mejor lo dejo para otro día. Que pfff ponerme con esto ahora. Pero lo pienso al ralentí, con el perezoso en las ramas del cerebro aplastando los canales de comunicación. Llega la información, pero llega pesada, caminando despacio, arrastrando sus pies de plomo.

En los días largos soy propensa a agitar memorias, a la nostalgia, a los recuerdos, a que me apetezca estar en otro sitio. Hoy, me imagino en mi casa, mirando la calle con una taza calentándome las manos. Por supuesto me imagino quieta, of course, nada de imágenes marchosas, que los días largos son lentos por definición.

En los días largos no me apetece, con todo un ole con ole de incongruencia sideral, que pasen cosas. Que pasen cosas... ¿cambiaría la situación? Sí. ¿Quiero que cambie? Pues no sé qué decirte, casi que no me apetece. Ya déjame así. No tengo ánimo para pensarlo. Solo ganas de dejarme mecer por el aburrimiento, de dejarme flotar en el mar de los días largos.

En los días largos no me vengas con monsergas, no me molestes, no me vayas a sacar de este aletargamiento tan cómodo en el que me he instalado a las 10:50h, en este dejar pasar las horas hasta el momento mágico de entrar en la cama y mañana será otro día.

L.

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