vacaciones en el mar (I) - descansar

Descansar y eso tan sobado de cambiar de aires son los objetivos principales de esta huída al norte. También la lluvia, el cielo de nubes, el monte verde, el olor y el mar. Ahora, mientras escribo, llueve gris y los pins duermen. La lluvia y su respiración. Dos sonidos perfectos.


Descansar -decía- y cambiar de aires.


El segundo objetivo se cumple irremediablemente. Ya lo he contado. Este norte al que me he ido no tiene nada -pero nada- que ver con el centro que dejé. Las cinco horas en coche que los separan son una buena forma de vivir el cambio. Viajar del amarillo al verde, del calor sofocante a quitar el aire acondicionado, de sólo querer cantar a gritos a callar sobrecogida por la inmensidad de las montañas. Y llegar y bañarme en el mar. Y flotar mirando al cielo y olvidar todo menos a los pins, que llegan corriendo y salpican y mamáaaaaaaaaaaa M me ha tirado arena a los ojos buaaaaaa es que C es una mandona y sólo quiere mandaaaaaaaarmeeeeeeeeee.


El objetivo uno -ya lo vais barruntando- es inalcanzable. Desde que no quiero cereales para desayunar hasta que no me gusta dormir con este pijama, los días transcurren con una leve tensión soterrada que acaba aflorando a pesar de todo el zen del que soy capaz.


Descansar se convierte en una utopía fenomenal. Y no me quejo... en el fondo el cambio de aires es lo que recordaré con nostalgia cuando siga cansándome en mis dominios. Entonces me acordaré de este norte como una maravilla mundial y me visualizaré descansadísima flotando en el mar.


De momento hoy llueve tanto como para no poder pasar el día en la playa. Como esta posibilidad estaba prevista, me imaginé un plan b que pasa por llevar a los pins a un cabo con faro (hay cosas que tienen que ser), a pasear por una ciudad que descubriremos juntos y a un museo jurásico, que es algo que así dicho fascina mil.


Y como estoy de vacaciones no debería haber prisa, así que les dejaré dormir un ratito más. El justo para reponer fuerzas comprobando por la ventana que efectivamente los aires aquí son otros.

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