vacaciones en el mar (II)

Ayer fue divertido y cansado, así que hoy nos voy a regalar un estupendo día de no hacer nada. Dentro de un rato, con calma, bajaremos a la playa. Yo me sentaré en la arena y alternaré mi mirada del libro al mar y del cielo a los pins, que seguro que se lo pasan fenomenal haciendo ¡betadine! (se me ha ocurrido hablarles del mar y el yodo...).

Después comer y más después pasear. He descubierto una frondosa senda fluvial muy cerquita de aquí y me apetece dar un paseíto tranquilo. Mola mil no tener nada que hacer. Cuando volvamos más vueltas por el pueblecito, más mar, más sin prisas y un poco -un poquito- de planear los picos de europa de mañana.

Estoy leyendo, estoy pensando (aunque no es algo que me venga especialmente bien, la verdad), me estoy bañando en el mar, estoy bailando, a veces me enfado -cosas de la maternidad- estoy escribiendo cosas chulas en la arena, no estoy durmiendo especialmente bien, pero no todo iba a ser ideal... Lo bueno es que compenso la falta de sueño en la playa, cuando cierro los ojos, respiro con calma, los abro para llenarlos de mar y me da por soñar despierta.

Me fijo en todo lo que me rodea, que a veces es hilarante. Me divierto y M por favor, termina de desayunar ya!!!!!!

A ver si me sacudo toda esta melancolía de encima (tiene que ser la vida, digo la lluvia) y paso al “mode ironía” -mucho más entretenido, seguro- para escribir con más gracia algunas de las cosas que están pasando en este norte en el que estoy.

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