cuántas cosas
En julio nacieron mis personas favoritas, ya solo por eso es mágico.
Además de mágico, este año ha sido emocionante. He participado en una excavación arqueológica (cumplir sueños - check), que ha sido felicidad rotunda y he estrenado mi máquina de coser, otra felicidad inesperada. Entre piquetas y canillas he pasado unos días estupendísimos y cuando todo apuntaba a un verano sin mar, tacatá, nos catapultamos a un solitario pueblín de Castellón y felicidad-que-bonito-nombre-tienes.
He disfrutado con mis pins, he quedado con amigas, he paseado por la playa, he cantado, he pasado calor que es algo que aún me encanta, he confeccionado bolsas y cojines, he descubierto el mundo de las tiendas de telas, me he bañado en el mar, que me da la vida, he leído ceropatatero (la verdad), pero me he comprado un libro maravilla para mi colección JFK, he paseado por exposiciones gloriosas. De verdad os cuento que NO ME PUEDE GUSTAR MÁS EL VERANO. Qué alegría de vivir.
De la excavación solo puedo contar maravillas. No recuerdo los madrugones y no recuerdo nada de nada el intensísimo dolor corporal que sufrí hasta que mis músculos se acostumbraron al azadón (olvidaos de pincelitos y delicadezas). Pienso en esos días y solo me vienen a la cabeza mis manos en la tierra, los colores, mi algarabía infinita cuando encontré un cuchillo, la hora del bocadillo y que el bocadillo sabía a cielo. Recuerdo llegar a casa exhausta y decirle a mis hijos "ahora mismo tenéis a la madre más feliz del mundo". Ay, las vocaciones.
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De las costuras qué puedo decir, que dan rienda suelta a mi creatividad y que me divierten mucho. Mis días sin plan son ahora bien productivos. Si queréis una bolsa molona, ya sabéis dónde encontrarla! Estoy pensando en hacer una buena producción y darle salida en unos meses. De momento soy feliz haciendo cosinas y regalándoselas a amigos y tal.
Y por lo demás, estoy aprovechando la soledad madrileña de agosto para verlo TODO, que luego llega septiembre y todo son prisas y multitudes. Y si yo no soy de multitudes habitualmente, en esta situación menos de nada. He paseado por varias expos y hace un par de días me lié la manta a la cabeza y me fui a pasear a Soria, a ver pinturas neolíticas y otras cosas molonas. Soria es siempre un acierto. Soria y el mar.
Que el mar es la felicidad absoluta.
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