amanece en edimburgo
Hoy he estado en el cine. He visto un
musical, tipo mamma mía (la diosa de las feel-good pelis). En la de
hoy la música, The proclaimers. El escenario, Edimburgo. El cine,
vacío.
El argumento no me ha entusiasmado.
Unos soldados y amigos escoceses vuelven a Edimburgo después de
saltar por los aires en Afganistán y vivir para contarlo. Regresan a
casa, decía, y la peli cuenta eso que ocurre a su regreso: los
padres que tienen una crisis en plena celebración de sus bodas de
plata, uno que se enamora de una inglesa (un paquetito de problemas
de identidad nacional), al otro le rechaza su novia, todo muy
costumbrista y tal.
Según estaba viendo la peli pensaba
que no era buena. Esas cosas que ocurren cuando los actores no acaban
de convencer (con la excepción de Peter Mullan y su tremenda voz) y
lo que vemos es una sucesión de momentos luminosos, minidramas y
finales felices que se suceden con el único fin de incluir las
canciones que justifican el flin. No me ha gustado, pero he
salido del cine bailando y declarada fan incondicional de la sonrisa
de George MacKay, un veinteañero guapetón al que no tenía el gusto
conocer.
Según veía la peli también pensaba
que tengo que volver a Edimburgo (y no precisamente por el solazo que
parece que no deja de lucir allí, si nos creemos lo que vemos). He
estado creo que tres veces en E y me ha sorprendido ver la ciudad y
no reconocer más que un par de sitios muy muy muy facilones. Es una
ciudad preciosa. Preciosísima. Vamos, que no sé qué hago aquí
escribiendo en vez de comprando billetes idayvuelta.También he
pensado en mi amiga Vicky. Ella vivió allí un tiempo y seguro que
le gustaría darse una garbeo peliculero por la ciudad.
De lo que he visto hoy me han gustado dos
cosas. Una, la ciudad y lo que representa. Otra, la música. Llevo
toda la tarde bailando proclaimers, supongo que al borde de una
llamada de atención vecinal. Para emocionarme mejor me he enganchado
los auriculares y ando saltando y cantando a voces por casa pequeña.
De explosión de buen humor.
El título original de la peli es por
supuesto el de una canción de proclaimers: Sunshine on Leith (Leith
viene a ser un barrio de Edimburgo) y los protas cantan, así que
recuerde: I'm on my way, Over and done with, la de Leith, Letter from
America, Make my heart fly, Let's get married, Hate my love, Oh Jean,
Misty blue o I'm gonna be (500 miles), que tod@s
conoceréis. O sea, las canciones más alegres y luminosas del grupo
escocés.
...
He salido del cine ya digo -canturreando- y he pasado por una
librería. He comprado unos libros a los pins y Tren nocturno a
Lisboa (otra ciudad a la que volver, siempre) y un par de policíacas
para mí, una que se desarrolla en Belfast, la otra en Italia.
Lecturas ideales para la playita de la semana que viene.
Y así para terminar, curioso que una peli que no me ha gustado me haya hecho pasar una tarde de tan tan buen humor.
Cosas que pasan.
(aquí os dejo esto por si os apetece saltar o así)
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