nifunifa
Ayer llegué a casa -de reuniones- a
las doce menos cuarto de la noche. No me pude dormir hasta casi las
dos y a las ocho andaba ya desayunando paradojas. Pan con nocilla e
infusión adelgazante. Soy lo peor. I know.
El infovirus que ayer ya barruntaba se
ha convertido en tres horas sin poder hacerme con el ordenar. El
informático con su avanzadísimo vocabulario
-chico-no-te-entiendo-y-ya-puestos-tampoco-me-dediques-mucho-tiempo-que-me-da-igual-
ha usurpado mi silla y me he trasladado con la agenda y los papeles a
otra mesa y tiro porque me toca.
Todo muy deprimente. Pensaba que no me
hacía con el día y resulta que llegan las cuatro y todo empieza a
mejorar. He quedado con una amiga para un té previo a los pins, he
ido caminando al cole. Llovía. De vuelta, he pasado una hora de
trabajo en el poli. He comprado dos kilos de tomates maduros. He
leído. Han llegado las ocho con sus duchas y me he puesto a hacer la
cena. Estaba inspirada esta tarde, y me ha salido un cenón
extraordinario.
Pasta comprada en la mismísima Italia
con una salsa preparada a fuego lento de cebolleta, los tomates de
antes cortados en taquitos y aceitunas negras. Muy básico, pero
delicioso. Hoy le tocaba recoger la mesa a C, así que me he
preparado otra adelgazante -ya veis- y aquí estoy, con el repaso
diario. El mío y el del mundo, que tan amablemente me ofrece
internet.
Me he enchufado a Art Pepper con sus
walking shoes y en media hora me meteré en la cama -aaahhhhh
ese gran momento del día- y leeré hasta que el sueño de ayer me
traslade, espero, al pais de las maravillas.
Al final, el día que empezó de no ha
terminado en la categoría ni fu ni fa. Mañana será, por lo menos y
según los dictados de mi infalible agenda morada, más movidito.
Reunioncillas, piscinilla (ay, que no se me pase ir a la pisci, por
favor), comisioncillas y cenillas capitalinas con amiga M,
conformarán la jornada de ésta que escribe.
Regresar por la noche a Manza, con Why
are we afraid de fondo, las ventanillas del coche bajadas y el
olor a tierra mojada puede hacerme llorar mucho de alegría.
Pero eso ya mañana más o menos a
estas horas.
Por hoy, echo ya el cierre.
…
Espero.
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