Vuestro mi verso

Cuando era pequeña, mi tía (Mamen, por cierto y uuuy) me regalaba cada año un cuento de Gloria Fuertes dedicado por ella. En mi yo de entonces tenía claro que mi tía y esa tal Gloria debían ser súper amigas y -entre nosotros- no esperaba con especial emoción, aunque sí con la seguridad de la rutina, el cuentito del año.

Ni lo esperaba con emoción ni -pasada cierta edad (por dios Mamen, que quiero una minifalda)- recuerdo que los llegara a leer. Y así se acumularon en las estanterías aquellos libritos “Para Lucía de Gloria Fuertes”.

Lo que sí recuerdo -pero eso es ya otra historia- es que me ilusionaba que mi tía me presentara a su amiga, cosa que no llegó a ocurrir. Ahoro supongo que no eran tan amigas y que yo tampoco debía estar demasiado interesada. Una pena.

Pasaron los años y aquella mujer de voz seca no acabó de interesarme más alla de la hilaridad cuando una compañera salió en la tele con ella cantando unos villancicos casi demasiado viejos. Luego crecí, se murió, la olvidé y un día encontré uno de aquellos cuentos y lo traje a casa. Ahora, dos hijos después, le faltan las tapas, aunque vive, y ahora, tantos años después, he descubierto a la poeta de la que Cela llegó a decir “Cada vez que leo un poema de Gloria Fuertes me invade la envidia, porque hubiera querido ser su autor, de tan certero y exacto como lo encuentro, de tan en su sitio como está todo”.

Entre todos sus poemarios, en esta ocasión iba a escribir sobre el último adquirido, que se titula “Es difícil ser feliz una tarde” (Torremozas, 2005) y es una compilación de poemas inéditos escritos -parece ser- durante la decada de los 90 (murió en 1998). A mí me parecen poemas muy tristes, llenos de soledad y miedo, de pasado y silencio. A veces alguno arranca una media sonrisa, pero muy a veces y muy media, la sonrisa.

Aún tristes, son muy hermosos. Me ocurre que los leo, olvido el libro entre las manos y vuelo entre las palabras de versos que a veces sólo es uno. Son maravillosos y me siento absurda escribiendo sobre ellos, así que os dejo con el firme propósito de dedicarle la tarde a esta formidable mujer y a sus versos, que son heridas de todos.

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