recuerdos del domingo
Apenas pude dormir la noche del sábado al domingo, pero eso no impidió un día alegre, tranquilo y soleado. Desayuné en la cama y perezosee feliz hasta que surgió la necesidad de salir a pasear.
Lo de la sangre, que ya es oficial, me ahoga un poco y tanta cuesta arriba me deja sin oxígeno cerebral. Aún así, disfruté del camino y de la vuelta a casa, de la no comida y de la siesta de después.
Por la tarde mucha radio y cama temprana. Debí quedarme dormida sobre las diez, cosa muy muy rara en mí, tan nocturna como ideal y esta mañana me he despertado pronto y con ganas de afrontar la última semana de noviembre.
Y ya.
Bueno no. El mensaje que toca y las cosas claras:
maltratar no es amar
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