una nueva ocupación

Puaj, ¿y no te han dado morera?
¿Qué es eso?
Pues lo que comen los gusanos
No, pero tú me buscas ¿no mami?
Eeee…
¿Vamos hoy a comprarme unos zapatos?
Pues no lo tenía previsto
¿Qué hay en esa caja?
Gusanos
Yo también quiero
Que no los toques
Y así fue como empezó la nueva experiencia maternal de los gusanos de seda. Creía que ya tenía esto de ser madre bajo control, cuando me descubrí encaramada a un árbol cogiendo ramitas para que esos diminutos bichos no murieran por mi mala gestión.
Ahora los tengo en la cajita –va a ser cierto eso de que la vida da vueltas- y me gusta verles comer y crecer y seguir comiendo. C ya pasa olímpicamente de ellos y como M estuvo fuera del juego desde el principio resulta que el pinto pinto me ha señalado directamente.
No sé con cuántos empezamos. O sea, no sé cuántos se han quedado en el camino (pasaron un par de días sin comidita porque –a que no lo sabéis- las moreras no crecen maldita sea en la puerta de casa. Por eso y porque –cómo demonios es una morera... es algo que saben l@s pmadres… pero mamá, tú eres madre).
Total, que ahora tengo 11 gusanitos que comen por mil, he localizado las moreras (con ayuda) y estoy sin pins, por lo que las incursiones nocturnas -eso sí- son menos dolorosas (¿te sujeto el culo mami? No hijo, ya puedo yo).
Comentarios