qué pereza

Me encantaría que el primer correo de la semana fuera emocionante, amoroso, divertido, cariñoso, entretenido, sugestivo, enternecedor, desternillante, interesante, fenomenal, sorprendente, desmedido o cualquier cosa que se os ocurra, y sobre todo me gustaría que fuera de alguien cercano y amigo o lejano y profesional, cualquier cosa menos los anodinos correos de Eugenio Rielo.

Eugenio siempre quiere algo tedioso, como cambiar la hora del ensayo o informarme de que el sábado dejaron dos sillas mal colocadas por unas prisas súbitas que a mí qué más me da.

Cada amargolunes enciendo el ordenador y -aunque una ya es consciente de que al otro lado no va a estar indiana jones- la decepción es brutal. No falla. Eugenio pelma Rielo en negrita tiene que comunicarme algo con mucha educación.

Ni siquiera puedo considerar la opción evidente se-ha-enamorado, Eugenio Rielo no tiene intereses más allá de los estrictamente organizativos. Le gusta organizar. Le gusta dar el coñazo. Quiere las cosas a su manera y lo consigue a golpe de correo plomo, contando con la ventaja que le da la edad: no me sale el relámpago killer cuando trato con esos que ya no cumplen los 70 y lo sabe y se aprovecha de mi mal enfocada educación.

Comentarios

Molando voy

Las buenas acciones y sus consecuencias

hablar

frases de pared