Las locas vanidades

Desde que renombré este blog (hago saber que antes se llamaba un día de lluvia) han sido varias las veces que he pensado en aclarar de dónde salen estas vanidades, y hoy de repente, supongo que por haber oído a S recitar la frase, he buscado la cita y he decidido releer el libro.

Esta frase es la terminación irónica de un pensamiento que Virginia Woolf deja caer en Una habitación propia. La transcribo: “(...) era la afirmación del profesor sobre la inferioridad mental, moral y física de las mujeres. Mi corazón había dado un brinco. Mis mejillas habían ardido. Me había ruborizado de cólera. No había nada particularmente sorprendente en esta reacción. A una no le gusta que le digan que es inferior por naturaleza a un hombrecito -miré al estudiante que estaba a mi lado- que respira ruidosamente, usa corbata de nudo fijo y lleva quince días sin afeitarse. Una tiene sus locas vanidades.”

Leí Una habitación propia por primera vez hace no mucho, una noche en la que me quedé a dormir en casa de mi amiga celia con z. Lo leí de un tirón y al día siguiente corrí a comprarlo y lo volví a leer y es un libro al que desde entonces vuelvo con frecuencia.

Se trata de un ensayo muy inteligente sobre el feminismo, desde una perspectiva literaria. ¿Qué necesitan las mujeres para escribir buenas novelas? Una habitación propia, que traduzco en independencia económica y personal. Entiendo que la repercusión de este ensayo en 1928 (sólo hacía nueve años que se le había concedido el voto a la mujer) tuvo que dar más de un mareo y lo curioso es que por más que lo leo no encuentro que haya perdido ni un ápice de actualidad.

Y eso es algo que debería hacernos pensar.

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