Me pido Balenciaga

Celebro el carnaval por decir algo. Me recuerdo en febrero disfrazada, mmmm.... en dos ocasiones y por supuesto, nada de chirigotas ni comparsas. Aún así, vaya, nunca había pensado twice en el tema hasta ahora, con esta moda cada vez más consuetudinaria de hacer pasar a los padres por urgentes sastrecillos valientes.

Y es que ¡cielos!, tengo el salón lleno de patrones, telas de colorines cortadas o no, agujas por aquí, carretes por allá. Me he puesto un metro de bufanda y alfileres en la boca para componer la imagen, que no se diga. Este año parece que voy mejor. Aún recuerdo alguno anterior de coser hasta el amanecer. Bueno, quien dice coser dice grapar (sí, lo confieso, yo grapo).

Entiendo la necesidad de que todos los niños vayan cortados con el mismo patrón, pero no puedo compartirla. ¿Notan los niños las diferencias o sólo se divierten? Yo no recuerdo vivir atormentada porque el disfraz de pgr fuera mejor que el mío, y lo era, válgame dios.

Si viviera, no sé, en Delaware, organizaría una manifestación no autorizada de padres con pancartas de esas de palo de madera ¡No al chantaje emocional cuando llega carnaval!

Ya está. Semi (sólo semi) desahogada. Vuelvo a lo mío. Tengo a Harry Potter a falta de la bufanda. De Charlot no he recortado ni el patrón.

Aaaaaarggggggggggggghhhhhhhhhhh.

Comentarios

Molando voy

Las buenas acciones y sus consecuencias

hablar

frases de pared