novelones

Hacía añísimos que no leía un novelón y aquí me tenéis, aún impresionada por este que os cuento por aquí.

Lo compré por un impulso, sin saber nada de él. Si hubiera leído la contra ya os digo que se hubiera quedado en la estantería de los nomeinteresasniente, pero no la leí y me senté en la playa con él y me sumergí en una historia que...

... no os voy a engañar, en sí misma me ha interesado poco. Es un cuento de adolescentes irlandeses que a simple vista os podéis imaginar. Que si me enamoro por aquí, que si me drogo por allá, a topísimo de bullying por este lado, profesores abusadores por el otro, todo regado con páginas y páginas de movidas de videojuegos y juegos de rol y de teorías de cuerdas y demás fantasías físicas ininteligibles por una mente tan de humanidades como la mía. 

Total, que por la historia, desde luego, no os lo recomendaría. SIN EMBARGO y a pesar de todo lo anterior, el libro me ha enganchado todo. He disfrutado muchísimo leyéndolo. Ni se me ha pasado por la cabeza dejar de hacerlo y eso que no han sido pocas las veces que me he preguntado ¿Pero qué es esto que estoy leyendo?

Hacía tanto tiempo que no leía una novela tan novela que me ha parecido magia pura. Personajes infinitos con sus historias infinitas que se relacionan entre sí en un mundo en el que entras sin esfuerzo y del que cuesta salir. Historias entremezcladas que catapultan a las miserias, egos, asfixias y tradiciones de un barrio irlandés de clase medi(a)alta.

Skippy muere en la primera página (o así) y la novela es el tropel de historias que llevan a este preciso y terrible instante y de todas las que se derivan de él. 

La verdad es que últimamente no tengo mucho tiempo para leer y el que tengo lo invierto en libros de arte y novelitas fáciles de crímenes y detectives. Entretenido, pero nada reseñable. Es cierto que últimamente han caído en mis manos otros dos libros que me han sacado de esta letanía facilona: Feria, de Ana Iris Simón que sin entrar en más detalles os recomiendo muy mucho y El viaje de Egeria. Qué gustazo es leer, ¿verdad? Y cuando das con un buen libro qué felicidad. 

Este de Skippy me lo ha parecido. Por si es de vuestro interés lo ha escrito Paul Murray y lo ha editado Pálido fuego. 

Ahora tengo ganas de leer La diosa blanca, de Robert Graves. Lo tengo en casa desde hace unos cuantísimos años, regalo de mi tía Mamen (amoreterno) y siento que ha llegado su momento. Tendré que esperar a volver a Madrid para traérmelo a Málaga y ponerme con él. Cero playa con este, eso sí, que debe pesar 3 kilos.

Mientras tanto, a ver qué encuentro por aquí. Supongo que el sábado volveré a la librería de los impulsos y lo que surja. ¿Alguna recomendación molona por aquí?

L.

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