desasosiego
He tomado una decisión vértigo y ahora me tiemblan las piernas.
Por una parte estoy contenta, creo que estoy haciendo lo correcto. Por otra, os-tras, por otra la incertidumbre del futuro desconocido se me ha enganchado en el estómago como si fuera un koala.
Y así no.
2018 va a ser un comienzo de verdad, de los buenos, de año en blanco y vida nueva.
Y como tiene que ser, el tiempo fluye despacio, con calma, como si enero no fuera a llegar nunca. Lo veo en el horizonte y me da miedo, así que intento mirar menos y distraerme con los libros (qué morralla se escribe, así, en líneas generales, ¿verdad?), con mis clasecitas de yoga, con las cosas de mis adolescentes, con el plan de viajar a Francia en unos días, con este otoño tan bonito.
Todo llega.
Y todo pasa.
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