un día de fiebre
Ser mamita es incompatible con estar malita. Esta mañana he vuelto a comprobarlo. La congestión del domingo empeoró el lunes y esta mañana mi cabeza era puro plomo. Que no es que no lo sea habitualmente, sólo que esta vez era plomomoco . He dormido ceropatatero, con medio ensoñaciones rarísimas que recuerdo perfectamente. Nada de pesadillas, cosas rarunas y agitadas. Ayer hice lo que pude con los hijos. Fui a buscarles al cole, tarde de otoño, no me quiero duchar, por dios entra en la ducha ya, hacer la cena, cenar de aquella manera, recogiditas, mucho limón con mucha miel, cabeza que quiere explotar, lo de antes de medio dormir, levantarme a las seis porque para qué voy a seguir aquí con lo que me duele todo y su oxímoron de muuuuchas ganas de meterme en la cama y ya.