así, sin acritud ni nada...
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Let's speak in English. This way they won't understand us.
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Oh, what a gorgeous idea, sweetie! You are quite smart.
...
Vamos
a ver Mari, cómo te lo cuento.
Que
si quieres que el de al lado no se entere, lo del inglés ya no mola.
Te
sugiero que -si no tienes ya edad para aprender chino o ruso o
noruego o algún dialecto minoritario, viejuna (que no me engañas a
pesar de esos pantalones jipis)- te trabajes un lenguaje en clave,
como el que inventan mis pins cuando no quieren que me entere de sus
fechorías.
Claro,
que eso exige una inteligencia que no te presupongo, visto lo visto.
Así que mejor utiliza el viejo truco de hablar bajito y comunicar
más con las miradas que con la voz. ¿O es que nunca jugaste al mus?
Es
verdad que puede que tus interlocutores no estén a la altura. Mi
consejo, si sientes este pequeño contratiempo, es que utilices los
viejos trucos de sentarte más lejos o cambiarte de bar.
Que
es que los de al lado -a estas alturas de siglo, me temo que te has
quedado muy anclada en el XX- descifran con bastante soltura el
embrollo inglés y tú quedas petulante y muy comentada -nada bueno,
te adelanto- cuando levantas tu culo altivo de la silla y te alejas
sintiendo una superioridad intelectual que -mari, alguien tenía que
decírtelo- no tienes.
Has
hecho mucho el ridículo, porque nos hemos dado cuenta de lo que
hacías, todos te hemos entendido perfectamente (los que no tenían
que hacerlo y los que blandíamos la espada-zumo-de-piña contra el
calorín) y todos nos hemos mirado con complicidad cuando has hecho
eso que conté antes de la altivez y el culo. Culazo.
Qué
fealdad de tontuna y qué mal os ha quedado, amores. Ver vuestros
esfuerzos para sentiros superiores a la media schwarzenegger siendo
media stallone, es algo que da mucha vergüenza ajena.
Como
espectadora que he sido de vuestro ritual rarísimo, me pregunto qué
sentiréis por dentro, qué imagen tendréis de vosotros mismos. Y me
contesto aquí, en el silencio de mi casa pequeña, que en cualquier
caso una imagen que no se corresponde con la que proyectáis, que al
fin y al cabo es la que vemos los que nos cruzamos en vuestro camino.
Y la que queda y la que da para que yo me siente aquí a escribir
sobre la tontería humana en general y sobre la vuestra en
particular.
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