el pijama
He descubierto la causa de mi pereza legendaria. O lo mismo he descubierto el resorte capaz de ponerme en movimiento cuando todo se me dibuja con la lentitud de un atardecer en el cabo de san Vicente. Qué imagen tan poética para acabar contando un pijama. Que el resorte -mon cheries- es un pijama rojo y tremendo que saqué hace unos días de un cajón, y que me puse después de una ducha estupenda, aún no sé movida por qué (el pijama, no la ducha). No recuerdo de dónde salió el pijasorte. Por su aspecto, diría que es un regalo de abuela, pero no recuerdo que mi abuelilla me haya regalado un pijama jamás. Pijasorte es un dos piezas muy conjuntado que en la parte-camiseta luce un oso amoroso -de esos osos amorosos que muchos recordaréis si hacéis un esfuerzo y si no, google y ya- con un corazonaco gigante y también muy rojo y unas letras que juntas hablan de una cualidad que -entre nosotros- sólo saco a pasear (y mucho) de la mano de mis hijos.