abrillibros

No es que sea anti-tecnológica. Es que me da igual. Utilizo el ordenar como herramienta de trabajo, información, comunicación o entretenimiento y basta. Ni me entero de los píxeles, ni de los gigas, ni de la memoria ram. Me resultan tan rollo como los coches. El coche te lleva (próximamente -ya hay reservas de por medio- a la playita, mmm...) y no necesito saber si es ford o tiene caballos.

Vale que lo del coche es diferente desde que soy damisela en apuros. Tengo que poner las bombillitas de las cortas y revisar todos los líquidos y gestionar lo de los seguros y al fin y al cabo hay que tener cuidado, pero el ordenar... El ordenar es rollo.

Quien dice ordenar dice smartphones (ay que o sea, ¿no?) y tablets y cosas muy en inglés. Cosas, digo. Si sólo fueran cosas. Son seres que van conformando un mundo monstruo del que aymeda me quedo fuera. El planeta del progreso. Si fuera soy buuuu. Si dentro bocamoscas.
 
Y en medio de esta disyuntiva va y me engancho a clash of clans. La reina del no-sé-dónde-tengo-el-móvil y/o en-cuanto-deje-de-trabajar-aquí-me-lo-quito. La antigüilla que todo escribe a mano. La que deja en sus pins la responsabilidad de ¿cómo se dice? ¿tunear? el ipad (o sea, poner las cosas y dejarlo chulo y listo). Yo. O sea. Enganchada a un juego de guerreros. Pero enganchada enganchada que vale, ya se me está pasando, pero enganchada de pasar las tardes construyendo mi aldea, entrenando a mis luchadores, atacando clanes enemigos y construyendo defensas y calderos de hechizos.

Pues sí. Va y un juego virtual me aparta de los libros. Lo más. No doy crédito. No me creo lo que veo. Quién da más. Truco a trato. Susto o muerte.

Y a lo que vamos. Entre el juego éste y el virus aquél que me ha dejado una tosecilla de lo más in, el mágico mundo de los libros quedó en abril desluciado. Sólo cayeron tres. Y tres regulares.

El primero Adiós, Princesa. Un libro que por defecto nunca hubiera comprado, pero que leí porque Ramón Akal, un hombre extraordinario y a la sazón propietario de la editorial que lleva su nombre, me lo regaló recién salido del horno. Justo antes de que los pulposos tentáculos de su alteza acallaran las primeras voces al respecto.

El libro me ha decepcionado. Más, conociendo a Ramón. Lo había imaginado más crítico, más enjundioso. Más de poner en evidencia las contradicciones de esta institución tan arcaica, hipócrita y prescindible, sobre todo desde el momento en el que cualquiera puede reinar.

Al final, el libro es una exposición de chismes y cotilleos dictados por un primísimo al que ni siquiera parece moverle el deseo de venganza, toda vez que es él mismo quien en un ataque de ego quinceañero y soberbia sin fin se desprende de su familia porque sehanperdidotodosmenosyo.

También he leido un libro que me atrajo, por supuesto, por el título: La felicidad es un té contigo. El título y la portada, que transmite súper felicidad. Yo tengo dos obsesiones fotográficas: las ventanas y la ropa tendida. Me encantan las ventanas. Y esta portada es una ventana que transmite mucho bueno.

El libro entretiene, pero no me parece que aporte todo lo que avisa la contraportada (morirse de ganas de vivir - a veces me encanto). Un editor tiene una sucursal en Madrid gestionada por cinco mujeres. La cosa va mal y envía a su hijo para que la cierre. Las cinco mujeres os podéis imaginar. El hijo desaparece. El policía investiga y al final tenemos una mezcla de inglesitos, andaluces, policías, madrileños y ataques de nervios varios. Ya digo. Entretenido, agradable, de tarde de verano con los pies en alto.

Del tercer libro no recuerdo el título. Luego lo pongo en un comentario. Sí recuerdo que no me gustó. Un rollo muy mari de una mujer que tiene una mercería y una familia feliz y le toca la lotería y todo le sale muy mal pero al final se enamora de un hombre que la hace feliz de verdad porque realmente al principio todo parecía felicidad pero era de mentirijillas. Así. Sin respirar entre medias. Qué rabia me da no recordar ahora el título. Por no recordarlo y por el horror de empezar a perder la memoria antes de los cuarenta.

En fin.

Parece que mayo va más encaminadito. He empezado -ya lo dije antes- a prescindir de mi vida en la aldea y si la salud no me juega más nada a día 5 ya me he leído un par. Puede que lo mayolibros resulten de más interés para todos.

Además, en 9 8 7 llega mi cumple y espero muchos regalolibros a los que dar rienda suelta en la playa del 18.

Y poco más por ahora.

Por aquí seguiré, para lo que tengáis a bien.

Comentarios

Lucía. ha dicho que…
El libro se llama "la lista de mis deseos". Es de gregoire Delacourt. Se puede vivir sin él.

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