una de café, faros y planes

Han tenido que pasar 41 años para que yo disfrute de una taza de café con leche. No está nada mal. Ni el tiempo que he necesitado, ni la taza de café. 

Aún así, las cosas claras: larga vida al té. 

Tenía el plan de describir las sensaciones de la taza de café de ayer (espectacular), que se mezclan con las sensaciones del Regreso a Yogas End (cambiad Yoga por Howards et voilà, juego de palabras típico de mi cabeza que no cesa, como el rayo de Miguel Hernández pero en infinito de peor). Tenía el plan de describirlo, contaba, pero me siento delante del ordenar y me empiezo a liar con otras cosas y ahora mismo no le encuentro ninguna gracia a escribir sobre una taza de café humeante y perfecta.

Una taza de café es algo tan normal para todos que qué os voy a descubrir a estas alturas. 

El resto del fin de semana, bien. Retomar el yoga es como ver el mar. Un alivio. Hoy -que he pasado un gran domingo en casa, con mis libros y mis velas- he vuelto a sentarme en mi zafú y qué bien, oye. 

El libro con el que me estoy pegando hoy no es muy bueno (por eso nos pegamos), pero tiene un faro en la portada, yyyyy se confirma la noticia: colecciono libros con faros en la portada. Me encantan los faros y las fotos de faros y en cuanto tenga ocasión me pirovampiro al norte a sentarme cerca de uno. ¿Conocéis alguno especialmente bonito? Mmm... Yo recuerdo el de Bares, el de Pasaia, el del Cabo de Peñas... Y acabo de decidir que voy a poner en marcha mi plan aquél de la Ruta de los Faros. Lo único que cambia es que lo voy a adelantar unos cuantos años y lo voy a hacer por partes. Ya tendré tiempo (y dinero, ay) para hacerlo a lo grande más adelante. 

Madremía los líos de ponerme a escribir... Ando reservando habitación en Asturias para la semana que viene. No quiero ni pensar en la cara de C&M cuando les desvele los planes. Viven en plena exaltación de la amistad y esas cosas de la adolescencia que se llevan tan mal con los planes inesperados de una madre diferente.

Y esto es lo que me pasa las tardes pichis de domingo, que quiero escribir de café y acabo reservando una habitación para tres en un pueblo de Asturias para ver faros. Y el mar. Siempre el mar.

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