estado civil: cansada

Está fenomenal tener planes y proyectos, y desde luego no lo cambio por días largos de mirarse las uñas y resoplar. Pero qué agotamiento, oyes.

Tengo una sensación formidable de no dar nada a basto. Y el caso es que las cosas salen y salen muy bien y hasta medio duermo por las noches, a pesar del barullo que me organizan en el cerebro todos mis ymañanatienesquehacer...

En el fondo (y en la superficie) me gusta andar metida en tantas cosas. Me gusta haber cambiado las tardes de manta y libro por tardes infinitas llenas de actividad. Me gusta ir cada martes a Madrid, salir a correr, el gimnasio de los jueves, el yoga -espero- de los viernes, haber retomado la obligación de escribir. Me gustan las nuevas tardes de los domingos. Las meriendas, los planes y hacer bizcochos de plátanos súper maduros para no tener que tirarlos que qué pena andar tirando comida. Me gusta trabajar. Y me gusta reinventarme, que es algo que últimamente hago mucho.

El resultado de tanta cosa, tanta agenda y tanto plan (laboral y personal) es que me levanto fundida. Suena el despertador y pereza. Llueve pereza. Llueven ganas de darme la vuelta y que pase el día y yo en la cama con él. Luego me repongo y me pongo en marcha despacio y según va amaneciendo voy cargando las pilas y vuelven las ganas y los planes. Y así hasta que llega otra vez la hora de dormir y quiero coger un libro y no lo hago -para qué, no llego ni a una línea- y pienso que hace mucho que no leo.

Otro rollo de toda esta actividad es que vuelvo a comer remal y eso es algo que me fastidia millones. Y lo del desorden tampoco ayuda. Los montones se me acumulan. Montones de ropa, montones de cacharros, montones de libros, montones de cosas-para-el-trastero, montones de cosas-para-tirar, montones de cosas-que-limpiar. Montones de ganas de ir al cine, montones de ganas de viajar, montones de ganas de pasear, montones de cosas que me apetece hacer y montones de ideas. Un tremendo no parar de amontonar.

Y así me tenéis, casada pero contenta. Cansada y contenta, mejor, que una cosa no interfiere en la otra.

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