minestrone
En Austin me dolía la garganta. Yo soy muy de dolor de garganta y me resultó altamente fastidioso llegar a Austin con el horror de ver las estrellas cada tres segundos. Sobre todo porque Austin en diciembre es como Madrid ahora. Ni frío, ni nieve ni ná. Doloridísima como iba, unos metros antes del capitolio me hice una infusión de limón y miel en un seven eleven porque allí son tan molones que tienen autohazteinfusiones en cualquier tiendita. También me compré unos caramelos de esos que ayudan a pasar los malos tragos. Proseguí la tarde con eso calentito que tomar y conseguí llegar medio tirando a la noche y a mi primera minestrone. Cenamos al lado del hotel y entre lo de ser meatoff y tener la garganta al gusto del faquir más exigente opté por una sopa. Minestrone, os lo imagináis. Increíble opción.