un libro bah me ha traido hoy hasta aquí

El otro día me compré un libro de chicas porque pffff salía Nueva York y como Nueva York es casi ya en mi feliz vida viajera pues esas cosas. El libro de chicas bah, entretenido y tal, aunque podéis imaginar que no va para Pulitzer. Tremendas mayúsculas, folleteos varios, amiguísimas que lloran, tacones y chándales, viajes molones por mil porque es un libro de chicas pichis con trabajos divinos y dinero a mansalva.

Dentro de las alocadísimas peripecias de la prota, se cuenta un reencuentro de esos de 30 años después, alocadísimo también, con las amigas del cole. Que si qué bien te veo, que si te has divorciado del guapo, que si qué haces, que si qué niños, que si qué bien que trabajes aquí, lo que viene a ser un reencuentro egebero estándar.

Y al leerlo me encontré pensando en el que he vivido yo en febrero y en que había pensado contarlo por aquí y en que al final me dejo las cosas molonas y tengo este espacio más abandonado que la dieta de Depardieu.

Y no me voy a poner ahora a diseccionar mi encuentro porque ya no viene a cuento y con el destrozo neuronal que paseo por España, que estoy segura que se debe a los madrugones (no estaría ni mal convertirme en una chica pichi de libro, que solo madruga y lo justo para meterse en un avión) puede que ni pueda hilar recuerdos, PERO tengo que decir que moló mil, que me lo pasé en grande, que estamos todos igual y que mis compañeros del cole son casa.

Estar con personas a las que no ves desde hace 100 vidas pero con las que has pasado tanto tiempo que te conocen mejor que tú es descansadísimo.

Y como esto de arriba lo escribí ayer y lo tuve que dejar a medias por estrés laboral máximo y hoy se ve que no tengo la inspiración adecuada cierro con un gran por lo demás bien, encadenando fines de semana, como todos, y con una semana diferente tirando a guay a la vista porque viajar siempre es bien y voy a hacerlo. Toca Bulgaria-de-pasada y Grecia. También espero una buena porción de mar. Y el mar, amigos, siempre es buena cosa.

L.

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