RIP RESPETO - una palabra que ha muerto en el siglo XXI

No salgo de mi asombro y de verdad no sé a dónde vamos a llegar.

No entiendo la profunda inquina en la que estamos sumergidos ni de dónde sale tantísima maldad.

En días como este siento una pena tan inmensa por vivir en la "Edad de la sociedad podrida"... que, aunque sea insuficiente, necesito escribir aquí sobre todo esto.

Ni conocía (por supuesto) a Bimba Bosé ni la seguía ni me interesaba nada de ella. Creo que a parte de saber que era sobrina de Miguel -al que tampoco sigo especialmente- no tenía más datos sobre ella. Igual que no sabía que existía un torero que se llamaba Víctor Barrio. En este caso, ni había oído hablar de él.


Cuento mi indiferencia hacia estas dos personas porque me parece relevante. Su desaparición -la de los dos, como la de tantos otros- me ha afectado. Sin conocerles. Sin sentir ninguna pena emocional. Creo que se llama empatía. Dos personas jóvenes, con una vida entera por delante, con planes, con familia y amigos que les querían y a quienes se les rompe inevitablemente no ya el corazón, sino la vida. Eran personas, como yo, a las que les ha pasado algo que me puede pasar a mí también. O a mis amigos. O a mi familia. Eran personas que han dejado una vida a medias y eso -llamadme rara- me afectó cuando conocí sus dos muertes.

Oye... sin conocerles.

Oye... sin ni siquiera seguirles.

Me dio pena. De verdad. Una tristeza de esas que salen de dentro. Y entiendo que esto no tiene que pasarle a todo el mundo. Incluso podría entender que enemigos declarados de cualquiera de ellos se pudieran alegrar en privado (que tampoco) de lo que les ha pasado, pero el espectáculo de crueldad salvaje, innecesaria y anónima que nos ofrecen las redes sociales -perdonadme- no lo entiendo.

Qué mentes podridas pueden publicar mensajes tan despreciables no ya hacia quien ya no va a sufrir por ellos, sino a los que quedan. A los que aún no entienden ni lo que ha pasado. Cómo se puede ser tan rastrero, tan malvado, tan ruin, tan mierda. ¿Qué le pasa por la cabeza al que escribe las barbaridades que he leído sobre BB (que por supuesto no pienso reproducir aquí) o a los que se ensañaron con la familia de VB?

Creo que, como sociedad, tenemos que replantearnos hacia donde vamos y también creo que tenemos que regular de alguna manera la libertad de expresión en redes sociales. Es verdad que todo esto es muy nuevo, inmediato, mundial y que se nos va de las manos, pero alguien tendría que encontrar la manera de poner fin a las barbaridades que permite el anonimato en las rrss y de perseguir a las mentes diría que enfermas -pero creo que de enfermas tienen poco- despreciables, repugnantes, malignas, perversas, crueles, siniestras y amargadas que disfrutan generando dolor por donde pasan.

Y no solo me refiero a estos mierdas que salen cuando muere alguien más o menos conocido. Estos son la punta de un iceberg descomunal que se alimenta diariamente de insultos, mentiras, difamaciones, desprecios y chistes malos. Me viene a la cabeza el caso de la niña que quiere ser astronauta y que se convirtió la semana pasada en el hazmerreir de twitter porque algún mierda (que desde luego nunca llegará a ser astronauta) comenzó a burlarse de ella por sus orejas.

¿Cuál es el límite de la libertad de expresión? Habría que definirlo bien y no permitir que se pase la línea o llegaremos a un punto en el que el hombre, ahora sí, va a acabar con su propia especie.

O comenzamos a respetarnos o aquí, ya, no hay nada que ver.

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