de todo un poco

Últimamente ando ocupadísima con los montones de actividades extras que me he propuesto hacer para llenar mis días de cosas chulas. Correcciones, traducciones, yoga, deporte, cursos, en fin.

Supongo que es una buena razón para escribir menos, pero hay más. A veces me siento, enciendo el ordenar, entro aquí y lo intento. De verdad que intento contar algo de ese montón de antes, o de lo que pienso, o de lo que quiero, o de lo que sea. Me siento, enciendo el ordenar, entro aquí, lo intento y acabo saliendo de aquí, cerrando el ordenar y levantándome aotracosamariposa.

No sé si es que tengo un mogollón fenomenal y no centro o si sufro un severo síndrome alaska-a-quién-le-importa, el caso es que entre unas cosas y otras me lleno de razones para la inacción bloguera vanidosa.

Y digo lo de vanidosa porque resulta que entre los nuevos proyectos que tengo en marcha cerebral, crear un blog de yoga comienza a tomar una forma bastante estupenda. No voy a dejar de escribir aquí porque -entre nosotros- me encantísima este espacio, pero sí que creo que me apetece escribir sobre algo más concreto. Y el yoga, como la ortografía, es un tema sobre el que puedo aportar experiencia y ganas.

Aún estoy pensando cómo dar forma a esta idea. Nombre, fondos, tipos, cosas formales. También estoy escribiendo ya algunas entradas y sobre todo ideas sobre las que quiero escribir. Además de explicar alguna cosilla, que nunca está de más, me apetece contar mi propia experiencia. 

Veremos en qué acaba todo esto.

Además del proyecto yoga, cuento que empieza diciembre: el mes en el que intento muy fuerte hacer una tarjeta de navidad llena de fotos del año; el mes de hacer propósitos y comprobar que no sirve para nada porque los del diciembre anterior murieron el mismísimo uno de enero; el mes de los abrigos (por fin) y las cenas comunitarias; el mes de un nuevo sobri; el mes, junto con julio, en el que más duermo. 

Diciembre mola mil. 

Es un mes muy feliz. Y eso que la navidad, como sabéis, me espanta bastante. Ojalá pudiera coger un avión y plantarme en alguna isla canaria para celebrar el cambio de año de mares con los pins. Me voy a apuntar el propósito de ahorrar para que el año que viene no vuelva a pasarme esto de terminar soñando por falta de presupuesto. 

Y así ya voy empezando el listadín de propósitos para llenar el saco roto 2016, que preveo formidable, aunque lo del blog de yoga sí, eso me lo apunto como hecho hoy mismo ya. Si eso.

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