uno de enero

En esta hora tan boba de la siesta del primer Día del Pijama del año, estaba programando el blog como un trabajo serio al que dedicar, incluso, tiempo de preparación. Decidía los temas de los que puedo escribir periódicamente y los temas de los que puedo escribir esporádicamente. Había decidido empezar 2014 con una entrada dedicada a mis hijos -mis pins. Incluso llegué a encender el ordenar y entrar en la página nueva tan en blanco, cuando ¡zas! C empezó a hacer piruetas a mi izquierda y M llegó enfurruñado y lo que había sido hasta entonces mi oasis de tranquilidad de 1 de enero desapareció tan rápido que ahora estoy en pleno shock furibundo y nada zen.


Parece que he conseguido reconducir la situación, y regresa la paz del silencio sólo interrumpido por la incesante lluvia que nos ha regalado el nuevo año a los que nos gustan estos días.

Dentro de un minirato jugaremos al scrabble, los pins y yo, y luego haremos tortitas para merendar y luego seguiremos pasando el día juntos y nos acostaremos los tres en mi cama y seguiremos leyendo una historia (la de memorias de idhún) que no nos entusiasma, pero con la que nos lo estamos pasando muy bien.

En este ratito previo al resto del día tenía pensado escribir sobre ellos, sobre lo bonito y especial que es ser su madre. Sobre lo que me estresan y me desquician a veces y sobre lo que invariablemente me hacen sentir al final de cada día, que es precioso. Sobre sus caritas cuando están durmiendo y sobre nuestros despertares. Sobre sus nervios y sus abrazos. Sobre lo que les gusta hacer cupcakes. Sobre sus risas, sus peleas, su bondad. Son niños buenos y son inteligentes y estupendos y curiosos y muy, muy especiales.

Ser mamita no es tan ideal y sonrosado como nos hacen creer y según van creciendo el sonrosado adquiere tintes tirando incluso a negros en algunos momentos críticos. Crecen y tienen que hacer valer su personalidad y les encanta hacerla chocar contra todo. Lo que no saben es que al final del día, cuando ya duermen, ssshhhhhhhhhh los bebés que siempre serán para mí están en esas caritas bonitas que nunca podré dejar de besar.

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