En el planeta del moco

Me suena que conocí a alguien que enfermaba periódicamente en octubre y marzo. Lo mismo lo he inventado. En cualquiera de los casos, he incorporado la idea a mi cuaderno de cosas que me pasan. Gripeo periódicamente. Los cambios de estación son fatales y -lo mío es más noviembre y tiro porque me toca- muy dados a hacerme pasar por la catarsis del moco.

La cosa viene de lejos. Lo barrunté el jueves. Lo incorporé a mi organismo también el jueves, durante ese ratito de estar hasta las doce y media de la noche de palique en la plaza. Del viernes no me acuerdo. Ah sí. El viernes. Dolor de garganta y poco dormir. Ayer parecía que lo peor había pasado y me hice la fuerte. Nunca os hagáis los fuertes. Qué noche. Hoy sigo grunge y dolorida y con empasmotós y abonada al pañuelo desechable (de hecho, no tengo de otro tipo).

Entre fiebres y limón con miel ya me he leído un par de libros. No hay mal que por bien no venga. También he procurado poner un par de lavadoras. La vida adulta es un fiasco y si no lavas los hijos no se visten, así que ale, a sacar fuerzas de la cama y ya que estoy, mejor si recojo todos esos pañuelos y tazas que decoran el suelo y cómo puede ser que me arrastre con tan poco glam.

La enfermedad también hace ver la tele. Es el mejor estado para dejarme caer sobre el sofá, mando y lo que me echen. Total, todo me da igual de pena. Me siento muy poco Michelle Pfeiffer deslabazada frente a la tele, con los bolsillos de la batakurt repletos de tissues. Todo muy survival. Ja. Como si alguna vez me sintiera MP.

He visto que ahora las latas de cocacola llevan nombre. Sinceramente me parece una soberana gilipollez y muchas ganas de complicar las cosas. Afortunadamente no trabajo la cocacola, pero compro de vez en cuando por tener algo que ofrecer a visitantes y amigos. Ni me voy a poner a elegir nombres en el súper (bastante perdemos el tiempo como para regalárselo a algo tan despreciable como una marca) ni voy a meter en mi nevera nombres ajenos.

A partir de ahora agasajaré con vino, agua y leche de avena chocolateada. 

He visto también un anuncio que eleva al súmmum de las ideas unos pedales que te permiten estar sano sin salir de casa. En serio. ¿Estoy tan afectada afectada por el planeta del moco o vivimos rodeados de idiotez en líneas generales?

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