Un día de estos

debe ser que llovía. Desde entonces un año y unas cuantas lindeces o no. A veces me cuesta escribir aquí (muchas no le encuentro sentido), pero al final vuelvo, quién sabe, será que me ayuda a sentarme y -cuando eso- a lo que viene después.

En este año tan largo y tan corto he debido tender bastantes desconexiones (si es que... no lo puedo evitar) y también alguna cosilla interesante que luego he desarrollado en algún cuaderno en algún avión.

Jo. Estoy tan cansada que creo que corto y cierro y ya cuento mis planes lodejosigo, si eso, en otra ocasión.

Dos libros últimos, de relatos los dos. Los completos de Virginia Woolf (no me quedan palabras) y Tanta gente sola. Éste último empezó quépereza y no me lo quiten ahora de las manos, oiga.

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