Una noche

Cuánta lluvia ¿verdad? Esta noche me ha desvelado su rítmico tac tac y me he acordado de la última vez que me despertó-hace poco, en Lanzarote. Fue una tormenta increíble. Me sacó de la cama y me llevó de la mano a la terraza. Desde allí podía ver el mar cuando el relámpago convertía la noche en día. Qué terror tan bello. No había luz en Órzola. La noche era negra y los truenos provenían de un volcán en erupción. Cada relámpago iluminaba el mar. De repente tranquilo. De repente elevando olas gigantes por encima del barco.

Un punto rojo pequeño, muy pequeño, hacía las veces de faro. No hacía frio y me dejé mojar por ráfagas fugaces de viento y agua. El pelo desbocado, y la camiseta.

Los pies descalzos -por una vez- me ataron a la tierra.

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