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Mostrando entradas de 2020

Fun, fun, fun

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El día de Navidad de 2020 pasará a la memoria de la pequeña historia de mi familia como el Día Familiar de las Nuevas Tradiciones. No sé si será por los cambios que se avecinan, que me tienen sentimentalmente alteradilla, o porque desde hace unos años mis fechas navideñas tienen una felicidad nunca antes vista, el caso es que este año hemos disfrutado de un día 25 a estrenar. Todo empezó con la llegada, absolutamente inesperada, de Santa. En esta casa todos somos fans de SS. MM. Los Reyes Magos de Oriente y siempre había creído que esta clarísima afinidad le daba un poquito de alergia a Father Christmas y que por eso no se pasaba por nuestro balcón. Y resulta que no. O sí. O no. No sabemos por qué, pero este 25 nos despertamos a un salón lleno de regalos y caramelos. Magia pura. Pasada la maravillosa sorpresa inicial, que todos esperamos que no haya sido un despiste de Rudolph y que se repita en años sucesivos, nos marcamos un desayuno de chocolate y panettone, que aún recuerdo con lá

Mis locas vanidades

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Hoy solo vengo a dejaros este enlace.  Rincones Estoy muy contenta. L.

Un ratito en la Alcarria

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Una mañana te levantas y acabas haciendo una cena de picnic en unas ruinas visigodas. ¿No es maravilloso? Y así dio comienzo un miniviaje a la Alcarria. El objetivo inicial era el yacimiento, of course, pero entre la ida y la vuelta cayeron, además, el castillo de Zorita de los canes, el poblado de Bolarque y los tapices-maravilla de Pastrana entre otras cosas molonas y manjares.  Volví con la idea de hacerme con un ejemplar de Viaje a la Alcarria , pero ha pasado el tiempo y aún no lo he comprado. Me lo apunto. Ese y Madrid , de Trapiello. A ver si encuentro un rato hoy para amazonear a gusto. Creo que ya adelanté por aquí mis ganazas de conocer Recópolis. Que no os confunda su nombre de parque temático (me viene tantísimo a la cabeza Dinópolis y lo felicísimo que fue mi M cuando estuvimos por allí), Recópolis es el yacimiento de lo que se supone que fue una importante ciudad visigoda. Por lo que sé, se construyó por mandato de Leovigildo para su hijo Recaredo. Y por lo que sé, aunque

al mal tiempo, volteretas

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Una de las cosas que más echo de menos es viajar. Me encanta planificar viajes y me encanta también la vertiente espontánea de salir de casa de aventuras.  Hoy he visto esta foto de mí hace unos años en Grecia y, ostras, qué ganazas tengo de volver allí. También os digo que a Grecia, a Italia y a Estados Unidos porsupuestísimamente, y a lo que salga. Entre las ideas que barajaba antes del parón pandémico iban cobrando fuerza las islas Mauricio y Reunión y Perú. Ahora, por cosas de la vida y del trabajo, también me apetecen Ecuador y Cuba. Y Canadá. Y volver a Escocia. Y a todos los mares y a Rumanía y a Menorca y a Córcega. Con suerte, aunque me temo que tampoco va a poder ser (ya tuve que decir goodbye a Menorca tan ricamente), tengo cositas cercanas en formato reserva-done. No sé si habéis oído hablar de Recópolis. Si la vida no lo impide, en una semanita estaré por allí, de yacimientos (que no me puede encantar más). Y así voy sorteando la frustración esta de no poder llevar a cabo

Una tarde en el museo

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Ayer tuve la suertísima de asistir a una conferencia/presentación de libro en el Museo Arqueológico. Y digo suertísima por tres razones: - fui acompañando a una amiga, sin tener del todo claro qué me iba a encontrar (aquí es donde aplaudo de lleno el factor suerte) - aluciné con la ponente, Alicia Vallina, y ahora quiero que seamos mejores amigas - el tema del libro y la confe me resultaron interesantísimos Del primer punto diré poco, fue un plan divino dejarme llevar por el entusiasmo museístico de mi amiga. De no ser por ella es altísimamente probable que no hubiera asistido a la presentación, y lo que me hubiera perdido, oye. Del segundo os contaré algo más. Alicia Vallina es maravilla pura. No os podéis imaginar qué entusiasmo y qué manera de transmitir sus conocimientos. Para que os hagáis una idea yo entraba a trabajar a las ocho y tenía planeado salir a menos cuarto. Acabé retrasando la salida media hora, y me fui con toda la pena del mundo, porque no podía retrasarlo más. Qué g

setadas

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Confieso que soy bastante seta. Normalmente no soy consciente, pero a veces -como hoy- inmortalizo una setada y pienso ostras, Luci, mira que eres poco sociable . La de hoy ha sido legendaria. Iba a echar gasolina y según iba entrando en la gasolinera he visto a un exompañero de trabajo con el que he convivido laboralmente durante 10 años o más. Y además, me llevo bien con él, nada de compañero-pero-meh. El caso es que según le he visto he pensado puf qué pereza y he pasado de largo en busca de otra gasolinera como si saliera de un pitlane, que me río de las arrancadas de los todos los fernandos alonsos del planeta. Todo esto pensando Lucía, tía, eres lo peor,  porque no solo me hubiera costado cero patatero acercarme y hablar cinco minutos con él, sino que me habría encantado, la verdad. Los setas somos así de espontáneos. Y me río por no llorar, eh, que luego viene lo de pasarme las tardes mirando la lluvia por la ventana. Me alucinan estos (mis) arrebatos antisociales. Creo que mi p

coser y cantar

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Ya venía contando que en los últimos meses tengo disparada la creatividad. Estoy enganchada a mi máquina de coser y a las tiendas de telas.  Resulta que he descubierto un mundo de colores, pero de colores de verdad y me paso los ratos tontos juntando telas. Me resulta divertidísimo y -ya adelanto- CERO relajante. Escucho a gente decir que es terapéutico, que es como meditar y ¿qué os cuento? para mí, aún siendo meravella , es cansado y bastante estresante muchas veces. Hay bolsas que se me han atascado infinito y que he terminado porque soy máster del universo en tozudez, no por ganas (ganas tenía, pero de hacer jirones el proyecto y tirarlo por la ventana). También puede ser un entrenamiento en paciencia, de la que yo debo acumular poca, quién sabe.  De hacer estas cosas me gusta: imaginarlo comprar telas, aunque aquí tengo que ir con lista y cuidado porque una tienda de telas es el paraíso. No he salido nunca sin más cosas de las que tenía previsto comprar. Me gusta todo. O casi todo

lluvia de ranas

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Hace unos días di un paseo con el mayor de mis sobrinos, que aún siendo el mayor es peque y hablando de todo un poco y de anfibios en particular le conté una cosa que me ocurrió viviendo en Inglaterra ¿en 1999? Podría ser. O antes, a lo mejor. Es algo que había borrado de mi mente a pesar de ser sorprendentísimo y del shock que me produjo (más o menos borrado, porque recuerdo habérselo contado también a mi chavalada) y el otro día me hizo pensar un enorme OSTRAS-que-esto-me-pasó-a-mí. Qué lejano todo en el tiempo.  Cuántas vidas. El título de la entrada no deja lugar a dudas. Me llovieron ranas. Miles de ranas. Recuerdo un cielo negrísimo de tormenta inminente, salir de la casa corriendo y meterme en el coche, arrancar, avanzar 200 metros y empezar a ver caer ranas y ranas y ranas. Asombroso. No me lo creería si no me hubiera pasado a mí. Los coches seguían en marcha, muy despacio, claro, y yo seguí también pensando en que inevitablemente iba atropellando a las ranitas. Recuerdo el sue

winds in the East

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Hoy se celebra el Día Mundial de Mary Poppins, que es algo que me parece divino. Celebrar cosas de colores es bien y Mary Poppins no puede ser más colorinchi.  Parece ser que la peli se estrenó un día como hoy hace la friolera de 54 años y a mí me encanta. La vi de pequeña, of course , y la he visto mil veces más con mis hijos. Ha sido una de nuestras películas must . Ya he escrito por aquí, y hace poco además, que en mí no vais a encontrar a una gran cinéfila. Me gusta ir al cine, pero no le pido más que me entretenga (abucheádmelo todo). Me gusta ir (mucho más de lo que voy), salir y pensar oye, pues qué buen rato. No pido nada más a una película. Que me saque un poco de la vida y, si puede ser, que me haga salir mejor de lo que he entrado. Y nuestra Mary Poppins lo consigue siempre. Me encanta el principio. Me encanta cuando llega. Me encanta el suspense de ese Winds in the East, mist coming in, like something is brewing about to begin, que si no recuerdo mal en la versión doblada e

una de ídolos placa

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Ayer me regalé un paseazo por una expo que me apetecía infinito: Í dolos. Miradas milenarias ,  Está dedicada al arte mueble de la península ibérica de finales de la prehistoria y es maravillosa. Entre otras cosas se exponen algunos de los ídolos placa más "famosos" y yo, que soy una loca-loquísima de los ídolos placa, fui muy feliz viéndolos en vivo y en directo. Ahí, todos tan bien dispuestos y juntitos. Menuda idea montar esta expo, la verdad. Estos ídolos que-me-emocionan-todo son representaciones de arte mueble características del mundo megalítico del sur de nuestra península. Generalmente son de pizarra y tienen forma trapezoidal con perforaciones en su parte superior y decoración incisa de carácter geométrico.  Uno de los más conocidos es este que os enseño a la derecha, que se encontró en el yacimiento de Valencina de la Concepción, en Sevilla, y que he podido contemplar en la expo en rigurosísimo directo para mi alegría ole-ole-y-ole (y sí, es más grande de lo que cr

cuántas cosas

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Escribí la última entrada el 1 de julio. De verdad que había tomado la determinación de seguir un rígido calendario de publicaciones para retomar este espacio con alegría y cierta periodicidad, pero llegó julio y de repente qué mes tan inesperado y maravilla, las dos cosas.  En julio nacieron mis personas favoritas, ya solo por eso es mágico.  Adem ás de mágico, este año ha sido emocionante. He participado en una excavación arqueológica ( cumplir sueños - check ), que ha sido felicidad rotunda y he estrenado mi máquina de coser, otra felicidad inesperada. Entre piquetas y canillas he pasado unos días estupendísimos y cuando todo apuntaba a un verano sin mar, tacatá, nos catapultamos a un solitario pueblín de Castellón y felicidad-que-bonito-nombre-tienes. He disfrutado con mis pins, he quedado con amigas, he paseado por la playa, he cantado, he pasado calor que es algo que aún me encanta, he confeccionado bolsas y cojines, he descubierto el mundo de las tiendas de telas, me he bañado e

el verano de las margaritas

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Hoy le doy una nueva bienvenida a julio, que resulta que es uno de los meses que más me gustan, por no decir el que más. Además de la felicidad del solete, los mares y el calor, en julio nacieron inesperadamente (una por defecto y otro por exceso) mis dos personas favoritas, así que además de todos los colores es el mes de mis celebraciones molonas. Este julio viene con ganas de ser diferente. A simple vista con mucho menos mar y raro en sus noches de bohemia, peeero también lo hace con un regalazo inesperado: voy a invertir mis mañanitas vacacionales en una excavación arqueológica, que es un planazo que me apetece infinito. Qué alegría cuando nos pasan cosas mejores, ¿verdad? Hace unos días me hice esta foto y ayer trasteando con ella hice esta cosa que de repente me gustó mucho. Es una pena que la calidad sea regulera y que a lo grande dé pena verla. Madre mía, había escrito una diatriba excesiva sobre la foto y lo que quería contar con las flores y aquello parecía La muerte de Virgi

Mis lecturas de junio

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Este mes ha sid o de lecturas de arte. Han caído un par de libros de arte de la prehistoria y otros cuantos de culturas prehelénica, griega, etrusca y romana. Hasta esta semana no ha habido tiempo ni espacio cerebral para nada más.  Y esta semana he leído un libro de Manuel Vilas que se titula América y he empezado El horror de Dunwick , de Lovecraft, por recomendación de mi heredero. Vamos, que junio ha estado bien de lectura, remal de novelitas lumpen . Con América (del horror aún puedo contar poco) me ha ocurrido una cosa muy curiosa. Me ha gustado mucho cómo está escrito. Me ha gustado el tema. He aborrecido al autor. Yo creo que hasta ahora no había leído nada de este señor. En Navidad me regalaron un libro suyo y este otro hace un par de meses. Empecé este primero y Manuel se me ha atragantado. Tengo la impresión de  que es la primera vez que me pasa algo así. Hasta este año no sabía nada de él y sigo sin saberlo más allá de lo que cuenta en sus libros (el segundo lo empecé en ma

Mis locas vanidades

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Quiero empezar lo de esta semana con un recuerdo a los Kennedy. La semana pasada murió Jean, la última hermana aún viva, y ya solo nos queda Ethel (mujer de RFK), con su 92 añazos, como testimonio vivo de aquella época, la familia y sus cosas. Se van reduciendo mis posibilidades-sueño de sentarme a merendar con alguno de ellos a escuchar atenta su historia.  Me quedan los hijos y los sobrinos, perooo me temo que no sería igual. Los que me seguís desde hace tiempo sabéis que soy una friki del clan, así que aquí dejo mi recuerdo y mis ganas de conocer Hyannis Port. A ver  si consigo que Massachusetts sea mi próxima aventura americana.  --- Ha empezado el verano. Un verano bien raro el que tenemos por delante. Estoy valorando la posibilidad de ir a Asturias en un par de semanas, pero mis pins no están muy por la labor. Había pensado en el sur. Quiero ir al parque de la prehistoria de Teverga, quiero hacer en bici la senda del oso y me encantaría subir un día a ver el mar. No sé cómo anda

casas que molan y casas que nada

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Esta mañana he salido a pasear. Era temprano y afortunadamente había poca gente por la calle. Con afortunadamente no quiero destacar mi carácter seta, más bien me refiero a la felicidad de no cruzarme con el todomadrid que suele venirse al campo los fines de semana, sobre todo cuando hay solete. Pero bueno, que seta también soy. Total, que he vuelto a recorrer el camino habitual de las mañanas de los paseos comunales, que ya no son comunales pero creo que han llegado a mí para quedarse. Y en ese camino paso por casas espectaculares, tan espectaculares que están protegidas como patrimonio molón de la Comunidad de Madrid. Las casas siempre han estado ahí, no es que las haya visto yo hoy. De hecho, hace unos años vivía en alguna de ellas una cantante de ópera (creo que era en esta primera que veis) y al pasar por las tardes de verano, además de la maravilla de ver la casa, se escuchaba algún aria que daban ganas de pasar el rato sentada en la acera de enfrente, viendo, escuchando y aplaud

chicas molonas vestidas de camuflaje

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Llamadme loca, pero la película Aniquilación es un rollo sideral.  Ya os adelanto que yo no soy una gran cinéfila y que no busco en una peli nada más emocionante que pasar un buen rato, entretenerme y tal. Muy básico, lo sé, pero es lo que hay. Total, que la semana pasada, seguramente motivada por imágenes tan molonas como esta que he puesto aquí, me enchufé este entretenimientocero de ciencia ficción que se me hizo más largo que el ovillo de Ariadna. La idea es molona, sobre todo para mí -lo que me gustan las siestas con megalodones y escenas apocalípticas- pero la ejecución es psicodelia pura. Seguramente es lucirrollo porque no es lo que esperaba ante cinco chicas divinas y empoderadísimas que se adentran en un nosequé bien frondoso y lleno de criaturas amenazantes, peligrosas y bien mortíferas. Mira, de verdad, no veía el momento de que acabara. Qué cosa tan lenta, tan pereza, tan aburrida. La vi entera esperando un desenlace que me reconciliara con las chicas y sus cosas. OLVÍDATE

soñar es gratis

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Estoy escribiendo un artículo sobre una obra de Miquel Barceló. No tenéis por qué saberlo, pero este señor me encanta. Él y sobre todo lo que hace. Me parece maravilla pura. Es de esas personas sobre las que piensas... "ojalá una comida con él para que me cuente y para que me enseñe, ojalá ser mejores amigos y poder verle trabajar". Hace unos años -diez, ni más ni menos- inauguró una exposición en Madrid a la que no recuerdo por qué carambola de la vida yo tuve la suerte de asistir y pude verle de cerca. Siendo yo paradentro de naturaleza hice el esfuerzo sobrehumano de acercarme a él y decirle "GRACIAS". Gracias por hacer el mundo mejor con tu trabajo. Gracias por la belleza. Gracias por la inspiración. Gracias por tu mar y por tu tierra africana. Buenovale , solo le dije gracias y alguna otra balbuceante frasecilla. También os digo que él juega en el equipo de los paradentro (se ve que somos legión) y eso paraliza bastante cualquier intento de ampliar una conversa

días-espiral (de colores, por favor)

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Llevo varios días sin escribir porque -oh oh- estoy trabajando. Full time, durmiendo y todo por aquí, que por otra parte no es nada raruno porque trabajo en una residencia de estudiantes. Entre que tengo poco que contar (las movidas laborales en tiempo del coronavirus son bastante sosas), y que estoy al acecho laboral, no me he dejado caer mucho por aquí durante la semana. Afortunadamente mañana vuelvo a casa, vuelvo al campo y vuelvo a la soledad. Lo de afortunadamente lo cuento hoy que estoy ya aburrida de tanto estar aquí. Dadme 5 días en el monte y echaré de menos Madrid como el mar. Durante los ratos libres me he terminado dos libracos de arte prehistórico que PREGUNTADME LO QUE QUERÁIS. Y me he comprado una mascarilla molona. Y he decidido comprar telas y hacerme mis propias mascarillas molonas. Aunque me temo que para concentrarme en la máquina de coser tendré primero que acabar los exámenes. No hay día para tanto plan. Mañana antes de volver, ya sin estreses laborales, querría

las rrss son el mal

Llevo dos días durmiendo peor, lo que en mi caso puede ser cualquiera de estas cosas: (i) despertarme un rato por la noche, (ii) despertarme prontísimo o (iii) que me cueste dormir algo más de lo normal. Soy un lirón. Ayer fue la opción (i) y esta noche la (ii). Hoy me he despertado prontísimo.  Lo primero que se me ha pasado por la cabeza ha sido fenomenal, salgo de paseo comunal que a esta hora se está divino por el campo . Hace fresquete, no hay gente, huele maravilla y mola. Y a eso iba cuando he decidido echar un vistazo al móvil para ver qué había pasado en el mundo y cuando me he querido dar cuenta ya se había pasado la hora zen. Me he levantado y ya no era tiempo de pasear de buena mañana. Las redes sociales han absorbido mi madrugada once again . Son tremendas. Sabes cuando entras, pero nunca sabes cuando te van a escupir de nuevo a tu vida. Y tampoco es que me haya enfrascado en nada interesante. Un vídeo por aquí, una foto por allá, un comentario, una noticia, enlazar de la

cosas que me enamoran (I)

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Hoy vengo a enseñaros la venus de Brassempouy, que es una miniescultura (calculad, mide 3cm) que me encantísima la mire por donde la mire. Está hecha en marfil y es una representación prehistórica de arte mueble.  PRE-HIS-TÓ-RI-CA , del paleolítico para ser más exactos.  Prehistórica. Sí, señor. Podéis alucinar conmigo. Alguien esculpió esta maravilla hace 25.000 años y yo aquí y ahora en modo wordless , que lo único que se me ocurre es compartirla para que flipéis conmigo. Y ya sé que escribir flipar devalúa cualquier ambición cultureta, pero, qué demonios, es que esta maravilla me deja sin palabras, de verdad. ¿Os imagináis al escultor tallándola, dándole forma? ¿Qué querría representar? ¿A una persona real, a una diosa? ¿La haría como parte de un ritual? ¿La haría creyendo que con ella conseguiría algo?, ¿era un amuleto?, ¿una figura más grande que se rompió? ¿La hizo porque sí, porque no tenía otra cosa en qué emplear el tiempo en ese momento? ¿La guardaría?, ¿la esconde

los paseos y los días

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El paseo de esta mañana ha sido bastante productivo. Pasear me aclara las ideas. Me ayuda a ordenar prioridades y objetivos. Y eso, que el de esta mañana ha cumplido expectativas. Pero no creáis que todo es pasear y producir, también me distraigo con otras cosas como la mierda esta de no saber adelgazar. Vale que he estado dos meses haciendo la croqueta. Vale que (aunque he intentado NO) he comido un pelín de azúcar de más, vale, y de hidratos si queréis, PERO llevo desde que se puede hacer -que ya son unos días- andando como si no hubiera un mañana y no hay manera. Del paseo de hoy me quedo, además, con el recuerdo de este sapo. Graciosísimo. Se ha quedado quietoparado en modo si-no-me-muevo-no-me-ve, así, como disimulando, hasta que me he ido. Al mirar hacia atrás saltaba hacia la maleza con la fuerza de los mares. Mira que son repugnantes los pobres sapos. He intentado recordar la última vez que había visto uno y creo que fue en casa de mis abuelos, cuando era bien pequeña.