la dolce vita

Llevo unos días de vacaciones navideñas. 

Maravilla. 

...

He pasado tantos años sin vacaciones como estas, vacaciones de verdad, de olvidarme de lo que pasa en el trabajo, que no recordaba la sensación de este dolce far niente. Y eso que estoy aprovechando el tiempo para pasear (mucho) y para estudiar (más) y me encantaría decir que para organizarme, pero me temo que soy caos y organizarme va cero patatero conmigo. Y mira que lo intento. De momento me doy con un canto en los dientes si consigo enviar (en plazo, no hay otra opción), los dos trabajos que aún tengo pendientes. Uno está bien avanzado, el otro va.

Hace unos días estuve en Venecia. Sé que siempre cuento la misma historia, pero Italia me enamora. Estuve en Venecia y ahora quiero revivirlo a costa de Donna Leon, así que entre unos libros y otros cuelo a Brunetti con la diligencia de una buena madre de familia. Y así paso los días: leo, paseo, planifico futuros viajes, estudio, preparo trabajos, me fijo objetivos y -si me acuerdo- doy de comer a los hijos.

He perdido la noción del tiempo -así de molones están resultando estos días- y tengo que esforzarme por recordar qué tengo que hacer qué días. De todas formas no creáis que no tengo ganas de volver a trabajar. Soy una chica con suerte y no me sienta nada mal que pasen los días y llegue, inexorable, la vuelta a la rutina. 

Me estoy tomando con calma la vida y así se respira muchísimo mejor.

Si no vengo antes por aquí, feliz veinte veinte a todos: a los que siempre estáis (aunque yo no) y a los que paséis de refilón. Que el nuevo año nos traiga más libros, comida rica, mucho dormir y un buen puñado de viajes.

¿Qué puede salir mal?

Comentarios

Molando voy

Las buenas acciones y sus consecuencias

hablar

frases de pared