me he explicado fatal, lo siento.

La ropa que me guste, que me valga y que tenga bolsillos, por favor. No pido más. Un par de buenos bolsillos son felicidad ropil. Los bolsillos son maravilla. En cualquier prenda. Soy feliz con las manos metidas en los bolsillos de los pantalones. Si ya son de una falda o de un vestido ni os cuento, por excepcionales. 

Los bolsillos son practiquísimos y comodísimos. Y sé que esto que voy a contar es raro, pero llevar las manos en los bolsillos me parece tan confortable que cuando no los tengo... qué digo, yo siempre con bolsillos.

Los bolsillos grandes de los abrigos, los comunicantes de las sudaderas, los superútiles de los delantales y mandiles*, los traseros en los vaqueros, los laterales. Estoy pensando ahora mismo que es curioso que encantándome los bolsillos no me gusten los chalecos de explorador ni los pantalones esos multibolsillos, me temo que no tengo alma de cocodrilo dundee.


Llevo varios días pensando en esto de los bolsillos. Me he dado cuenta de que este verano toda la ropa que he usado, salvo la de meterme en el mar, tenía (y tiene) un par de magníficos bolsillos. Y me he dado cuenta de que la de invierno también. Es más, me he dado cuenta de que siempre llevo las manos en los bolsillos. Me encanta estar de pie, hablando con mis compañeros, por ejemplo, y tener las manos en los bolsillos. Y lo he descubierto por las fotos. Este verano me han hecho varias en diferentes ocasiones y en todas salgo tan pichi como en esta de hoy mismo que veis aquí. Y me ha hecho gracia que hoy me hicieran esta foto porque abrí esta misma entrada hace unos días para contaros lo mío con los bolsillos, pero el verano y la vida me tienen muy alejada de mis locas vanidades y hoy, al verme de nuevo embolsillada he pensado que tenía que contarlo.

Por nada en especial, la verdad. Sé que es una chorrada, pero me hace gracia seguir descubriéndome a los 45. 

*No es que yo use delantales o mandiles, pero hace bien poco he recibido unos de mi abuela, que era muy fan de los bolsillos... A ver esta reflexión de hoy me está quedando remal. Mi abuela materna siempre con bolsillos y yo me descubro siempre con bolsillos. Y me encanta haber heredado esto de mi abuela. Y me fascina haberme dado cuenta este verano de que soy una pocket victim, que es algo que no existe salvo en mi imaginación, pero es lo que soy, una adoradora de llevar las manos en los bolsillos. Y de guardar de todo en ellos.

Y con esto y un bizcocho... feliz septiembre. A ver si la próxima vez me explico un poco mejor.

L.

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