pero como no todo iba a ser regu

os cuento que me he colado en un club de lectura y estoy muy contentísima por tener la posibilidad de reunirme con las chicas una vez al mes para hablar de un libro y lo que surja. De momento los tres  que he leído me han encantado: La trenza, de Laetitia Colombani, Matar a un ruiseñor, de Harper Lee y 84 Charing cross Rd, de Helene Hanff.

Ahora tengo que empezar Kokoro, de Natsume Soseki, pero creo que voy a esperar al fin de semana, porque tengo a medias Una educación, entre otras cosas, y vísteme despacio que tengo prisa o el que mucho abarca poco aprieta (¿esto existe?).

De los tres libros que he leído (hay un cuarto que tengo en la pila de pendientes porque me incorporé al club un mes tarde, pero lo quiero leer) el más maravillosísimo SIN DUDARLO ni un segundo es Matar a un ruiseñor. Leedlo. De verdad. Leedlo porque es un libro espectacular. Es el típico "ya he visto la película" (a la sazón el peliculón) pero merece la pena leerlo aunque nos sepamos la peli de memoria.

84 Charing cross Road también tiene peli y también es especial. Género epistolar (ahí ya me ha ganado), muy cortito. Agradable y fácil de leer. Y sin ser de comentar en las reuniones estas, me recomendaron Nosotros en la noche, de Kent Haruf y me he comprado más de él porque qué preciosidad de historia. De hecho, tengo pendiente empezar no tardando mucho La canción de la llanura. Ya os contaré, porque este hombre ha sido todo un descubrimiento.

Durante el fin de semana he acabado el último de Domingo Villar, El último barco, se llama. Habiéndome gustado mucho los dos primeros libros que leí de él, este último se me ha hecho bola. 800 páginas de misterio policial son muchas, muchas páginas. Creo que se podría haber resuelto igual de bien en 400. De hecho, lo pedí en la librería bonita en cuanto salió y al verlo pensé ostras, tenía que haberlo comprado en digital. Entre nosotros, no es un libro  cómodo para llevarse a la cama. 

Total, que lo que venía hoy a escribir es que lo que me superencanta de haberme unido al club de lectura Scout Finch (ahí es nada) es este haber retomado la alegría de leer y leer. De profesión: lectora voraz. Lo que me gusta un libro o mil o casi todos no lo sabe nadie.

Y entre tantos días de cambios y tantos cambios de día afortunadamente los libros me amarran, mi casa es CASA y mis hijos me apoyan y molan mil. Hijos, casa y libros como asidero frente a los vendavales de la vida.

¿Qué puede salir mal?

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