being pichi

Hace unos meses estaba paseando por Bérgamo* con un par de amigas. Una de ellas, Anna, es italiana pero habla nuestro idioma con bastante fluidez así que, aunque a mí me mola darle vidilla a mi italiano, íbamos hablando en español.

Para los que no me conocéis, cuando cojo confianza primero y carrerilla después, puedo conseguir hablar por encima de las posibilidades humanas y -no me había dado cuenta hasta entonces- parece que lo hago de forma muy expresiva, pero con bastante poco rigor.

Uso muchas onomatopeyas, palabras inventadas, expresiones raras y acompaño el discurso con muchísimos gestos de la cara y de las manos. Soy una sopa de letras y me di cuenta cuando Anna en un momento determinado me preguntó, ¿qué es pin pan?, que es una expresión que utilizo millones chascando los dedos, además.

Le medio explicamos lo que quería decir cuando utilizaba mis pin pan y con la tontería me di cuenta no solo de que lo utilizo mucho, sino de que muchas de las palabras o expresiones que utilizo al hablar no las reconocería ningún estudiante extranjero de español. Fus, pichi, pimpín, tolili, guachi, pedorris, mismo (mal utilizado, lo uso como ok), tope, va, encantísima, chulo, vale (bueno, lo de los vale me lo han dicho infinito. Nadie entiende el vale. Lo escuchan y lo decimos muy deprisa y habitualmente muchos de golpe, en plan valevalevale y les hace gracísima oírlo, que lo sepáis, pero no captan el sentido). En fin, cositas de estas.

Me he dado cuenta de que soy muy espontanea al hablar y muy expresiva y me pregunto si no es un poco desastre hablar así, tan deprisa y tan a lo loco. Si no sería mejor pausar el discurso, hablar de una manera más rigurosa y apropiada a una persona que va caminito de los cincuenta. Y aunque me molaría, sé que no va conmigo. Ni lo intento. Sucumbo directamente a mis debilidades y hablar como hablo va a ser una de ellas.

Así de pichi soy.

*Si no conocéis Bérgamo ya estáis tardando en ir y si lo conocéis estáis tardando en volver.