me encanta la noche

Me encanta esta sensación que tengo cuando acaban los días. Las últimas recogidas, las luces tenues, el poquito organizar lo que sea de mañana, ducharme, la música que no falla, la promesa del libro que sé que me va a dormir, el silencio, asomarme a la ventana y las nubes y las estrellas, abrir la puerta para que entre miau y el frío de fuera.

Me encanta la noche y me quedaría a vivir aquí. En este momento. Porque el momento de luego me gusta menos. Pffff. El momento del quinto despertatroz (que es el que me levanta), de las prisas mañaneras. de las obligaciones, de toooodo lo que hay que hacer... Ese momento me gusta menos.

Ahora todo está hecho, todo tranquilo. La única perspectiva a la vista es dormir y adoro dormir. El mejor momento del día es ese meterme en la cama, suspirar y abrir el libro.

A veces me enchufo un podcast. Cuando el libro no me engancha o preveo una dormida fulminante prefiero la radio y ahora que la radio es a la carta, imaginad.

No puedo soportar meterme en la cama sin haberme duchado antes. Y por las mañanas me ducho porque si no lo hago no me despierto. Y no sé si os pasa, pero yo en la ducha arreglo el mundo. No sé si será el agua que fluye o qué, pero las duchas me inspiran las mejores ideas, los mejores recuerdos, las mejores frases, las soluciones más convenientes a lo que sea. Cada ducha es un descubrimiento.

Me encanta la noche, me encanta dormir y me encanta ducharme.

Y el mar.

Y los faros.

Y las tormentas y la lluvia (no me gusta el viento).

Y la naturaleza.

Y el arte.

Y bailar.

Y hoy comentaba con un amigo lo que me gustaría que me hubiera pasado vacaciones en roma o alguna otra historia chulísima con Gregory Peck (tampoco me viene mal Mathew Mcconaughey).

...

Podía escribir un libro con mis me encanta, como aquél tan especial de los me acuerdo de Joe Brainard (si no lo habéis leído, deberíais hacerlo ya).

Y así os dejo, con la felicidad de la media noche.

Night.

L.