cosas de los sueños

Hoy he tenido un sueño que sucedía en el barrio en el que crecí. Lo poco que recuerdo era como una película, con sus protas y tal. Bueno, os cuento que lo que me ha fascinado es que uno de los protagonistas era mi vecino de enfrente, que se llamaba (y supongo que se seguirá llamando) César.

En el descansillo de mi casa, mis hermanos y yo convivíamos con los vecinos de al lado, dos hermanos él rubio, ella pelirroja y los de enfrente, este César que os cuento y su hermano Raúl. Que era Raúl, pero le llamábamos Rula.

Todos éramos más o menos de la misma edad, pero nosotros teníamos más relación con los vecinos de al lado, probablemente porque nuestras madres habían sido amigas en la infancia y ellas tenían (y tienen) una buena relación.

A pesar de la edad (parecidísima) y de vernos a diario, con los vecinos de enfrente no tuvimos mucha relación y desde luego ni he vuelto a saber de ellos (de los otros sí, por las madres, aunque hace millones que no les veo) ni he vuelto a pensar en ellos en los últimos, no sé, ¿veinte años? ¿veinticinco?

Por eso me ha alucinado que se me apareciera César en sueños. ¿Qué mecanismos tendrá el cerebro que te hace soñar de repente con una cara tan del pasado aparentemente borrada del presente?

Y es que, a parte de su cara y de la de su hermano (de la de él por el sueño, de la de su hermano me quiero acordar, pero pfffff) y del par de imágenes de jugar juntos que he medio rescatado, no recuerdo absolutamente nada de ninguno de los dos. Ahora que me he puesto a pensar muy fuerte en ellos creo que vivían con su madre y su abuela en las dos casas de enfrente. Pero ni de eso estoy segura. Y por supuesto ni me acuerdo de sus nombres ni de sus caras. Y viví en aquella casa hasta yo diría que los veintitantos.

Años y años compartiendo ascensores, descansillos, juegos (sé que los hubo), meriendas y no me acuerdo de nada, salvo de la cara de César, que se me ha aparecido en sueños.

Sin embargo, de los otros dos hermanos -el rubio y la pelirroja- me acuerdo mucho más. Tanto que recuerdo hasta del olor de su casa. Y en relación con ellos durante todo este tiempo he pensado varias veces que jo, me gustaría volver a verles, que sería chulo quedar un día los cuatro (mi hermano, ellos y yo) y alucinar con nuestros yos de ahora. Pero de los otros, nada. Mi cerebro -se ve- los tenía almacenados en el compartimento de recuerdos que se dejan caer en sueños.

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