llamadme sophie

Es muy poco yogui o de un yogui fatal encauzado -lo sé y no me hace sentir mejor- pero no puedo evitar el mal humor sideral de los últimos días. Ni idea de por qué me siento así, con estas ansias aniquiladorísimas y tan destroyers.

No me ha pasado nada que justifique estas ganas de insultar y de gritar. Al menos, nada de lo que sea consciente. Puede que barrunte inestabilidades venideras o que me esté angustiando este diciembre diferente que ya llega.

Puede que no me dedique tiempo suficiente (la verdad es que hace meses que vivo en una carrera de cien metros lisos que no acaba nunca, jajaja llamadme Carl, que Usain es más de la edad de mis hijos o así) o que me lo dedique mal. Puede que el frío no me haga sentir ideal o que los madrugonesfaltadesueño estén haciendo de las suyas. Puede que no tenga en alta consideración a buena parte del mundo que me rodea (esto es fatal escribirlo, pero es que ando en modo todosmecaéisremal) o puede -puede ser- que me esté convirtiendo en una bruja gruñona y malhumorada. Eso me resuena más, ¿veis? Estoy metamorfoseando de hada acaramelada a bruja malhumorada. Me estoy convirtiendo en una viejecilla gruñona de esas que van exigiendo con muuuuuuy malos modos su asiento en el autobús.

No me llaméis Carl, mejor llamadme Sofía, que estoy a solo cinco cinco minutos de meter las coles de Bruselas en el bolso.

Y hoy lo siento por mis pins, que han pasado los pobres un fin de semana a resetear. Ojalá la vida tuviera botón de rewind y pudiéramos volver temporalmente al pasado a enderezar un poquito lo que torcimos. Vamos a ver, tampoco es que me haya transformado en un monstruo sanguinario y babeante, es solo que -joder- qué mal humor. Qué agresividad. Qué rojo, todo. Qué ansiedades infinitas. Todo muy legendario e hiperbólico. ¿Os acordáis de Un día de furia? Pues así (os) escribo.

Qué ganas de descansar de todo(s). Qué ganas de saltar y bailar hasta el agotamiento para soltar toda esta tensión (lo de correr -¿veis?, mejor, mucho mejor, Sofía- casi que no). O de subirme a la montaña y gritar hasta ser una sinvoz.

Qué ganas de que pase algo que me zarandee de lo lindo y venga guapa, déjate de tonterías y sal a la lluvia a respirar, que todo pasa. Hasta estas angustias invisibles que no sabemos de dónde vienen ni para qué.

L.

Comentarios

Unknown ha dicho que…
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