las experiencias nuevas


Todo llega. Hasta la primera clase oficial de yoga. Después de varios años disfrutando de esta actividad, de otros tantos investigando y formándome y de algunos meses de dudas, el pasado lunes di el primer pasito hacia esta nueva parte de mi vida.

Si me lo hubieran contado hace cinco años me hubiera reído muy fuerte.

He disfrutado mucho de esta semana, aunque para no engañar al personal, reconozco que he vivido el caos en primerísima persona. Así que: "lección uno; organización". Como de todo se aprende, esta nueva práctica (mucho más formal y profesional que lo que había venido haciendo hasta ahora) me está regalando muchas primeras veces.
La primera vez que tengo que salir de casa con todo un arsenal de esterillas, zafús, campanas, cuencos, mazas, inciensos, portainciensos, mechero, cuaderno, hojas de alumno, bolígrafo, sonrisas y buenísimas intenciones. El lunes me convertí en la Mary Poppins del yoga. Con la lección dos aprendida: economía de medios, llegué al miércoles bastante mejor. No os cuento la algarabía del jueves, al verme tan menos cargada y tan más avispada.

La primera vez que tengo alumnos desconocidos con problemas físicos reales. Lo de conocer gente nueva lo llevo regu. Estas situaciones me producen mucha tensión interna. Ya conté alguna vez que las relaciones sociales no son lo mío, pero ¿veis? la vida me ha ido poniendo pruebas para llegar hasta aquí y poder enfrentarme a ellas sin enmudecer o salir corriendo.

En cuanto a los problemas físicos, afortunadamente me he preparado para saber cómo reaccionar ante ellos y diseñar clases apropiadas para todos. Aún así, es todo un reto sortear con soltura las situaciones nuevas que cada alumno (desconocido) me plantea.

La primera vez que tengo que decidir cómo voy a planificar las clases y que tengo que hacerlo. Voy a intentar organizarme de manera mensual. Preparar las clases de yoga requiere tiempo, cariño, dedicación, esfuerzo y práctica.  

La primera vez que me tengo que preocupar de  cosas como establecer el sistema más útil para llevar el control económico de la situación, idear un nombre y una imagen, formularios de inscripción y temas administrativos varios. Esto ya lo había hecho antes, pero nunca en exclusiva para mí. Mola.

La primera vez que me agobio siendo profesora de yoga. Pensar de repente un madre mía qué horror, vuelta a empezar otra vez... Jajaja, esto me ha resultado sorprendente. Supongo que habrá influido el calorazo inmenso que he pasado y que afortunadamente he conseguido esquivar con unos formidables batidos de sandía. Al dar varias clases todas las tardes, de lunes a jueves, la mejor solución que se me ha ocurrido para empezar es repetir la misma secuencia en todos los grupos. Esto es más fácil, pero mucho más aburrido y cansado para mí. Supongo que cuando tenga más experiencia y conozca un poco más a los alumnos, empezaré a introducir diferencias en cada sesión.

La primera vez que agradezco todo (y a todos) lo que me ha traído hasta aquí y que agradezco estas oportunidades que se me están presentando justo en el momento justo. No hay nada como tomar decisiones para que las cosas empiecen a fluir en el sentido mágico que nos lleva a donde queremos llegar.

Comentarios

Molando voy

Las buenas acciones y sus consecuencias

hablar

frases de pared