planificar es ¡bien!

Desde más o menos diciembre estoy como con ganas. Me apetece hacer un montón de cosas. Cosas grandes como viajes chulos y cosas pequeñas como menús semanales. Como lo del dinero (la falta) limita los viajes, de momento solo puedo contaros los menús, que no es lo mismo pero es lo que hay.

A veces me disfrazo de madre responsable y me siento muy seria delante del ordenar (inciso: esto de ordenar es una aportación de mi prima C. Cuando era mini yo le daba clases de inglés y en una de ellas, hablando de ordenadores, muy seriecita me dijo algo así como I use the ordenar, en vez de the computer y ya mi cabeza registró ordenar y ahí se quedó para siempre jamás. Creo que nunca he vuelto a decir ordenador en mi vida.) Total, que decía que a veces me disfrazo de madre y me siento delante del ordenar para decidir qué comemos, para apuntar con sus correspondientes 12 o 13 recordatorios las citas del dentista, para planificar fines de semana o apuntarme fechas que no debo olvidar (excursiones, piscinas, gimnasias).

Luego se me pasa.

Se me pasa, pero he generado un buen montón de documentos en los que he ordenado los próximos meses.

En el último ataque de productividad maternal ideé unos menús semanales monísimos, con todas las comidas del día detalladísimas y un listado de los ingredientes necesarios para preparar todo con garantías. El listado es ideal para organizar las compras en vez de ir en plan desesperado metiendo en el carro dos de cada por si acaso. Lo mismo de paso ahorro y os puedo contar un viaje chulo. Mira qué bien traído.

En los menús incluí almuerzos y merienda y total todo este rollo para contar que hoy tocaba hojaldre de chocolate y que efectivamente hemos tenido nuestro primer hojaldre de chocolate.

Cuando fui a Múnich E. me enseñó a trabajar con masa de hojaldre, que es una idiotez como la copa de un pino pero no veáis lo bien que queda para cenar. El caso es que en una involución de aquello que aprendí, cuando hacía el menú-merienda-sección miércoles debí pensar "qué demonios, ¿y si pongo directamente una tableta de chocolate sobre la masa?". Puse en la lista hojaldre y tableta de chocolate (menos mal que me decanté por el extrafino) y hoy hemos hecho el experimento.

Una merienda rápida, facilísima de hacer y a ver, no voy a contar que estupenda porque es hojaldre y es chocolate, pero para una tarde de vez en cuando me vale.

Yo tenía apuntado hojaldre de chocolate y zumo (supongo que para compensar) y lo hemos cumplido a rajatabla. Iba a añadir un cuenco con frambuesas y se me ha olvidado, así que nos las comimos después.

Si no os gusta demasiado el chocolate, mejor esforzaos un poquito más y hacerlo de nocilla, nutella o lo que sea que untéis en vuestros panes. Es un poco menos rápido aunque igual de fácil y el resultado empalaga menos.

Me siento muy feliz de tener todo tan ordenadito y de organizar bien mi tiempo para poder hacer estas cosas con los pins. Merendar juntos, hablar de las cosas del día y de las ganas de verano, que se vayan a sus cosas y quedarme yo en las mías. Me gustan estas tardes tranquilas, aunque sea invierno.

Y aunque a veces me embarulle con tanta planificación, la verdad es que tiene efectos muy buenos.

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