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Mostrando entradas de mayo, 2015

sola

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Hace muchos años -puede que en el siglo pasado- estaba aburrida en casa y decidí salir a dar una vuelta. Pasé por la puerta de un cine y sin pensarlo dos veces compré una entrada para lo primero que fuera a empezar. La afortunada fue una película española -se llama sobreviviré - protagonizada por un entonces casi adolescente Juan Diego Botto (por cierto, este chico es un amor) y por Emma Suárez. Es una historia de amor blablablá nada del otro mundo si no fuera porque una de las canciones de la banda sonora -ya que estoy, una gran banda sonora- me martillea el cerebro en cada cruce de camino.

ayer en la plaza

Ayer estaba en la plaza, sentada en las escaleras que suben al ayunta. De repente, un señor se me acercó para decirme "menuda cara tienes, con lo alegre que eras cuando te conocí. Entonces tenías no sé qué en la expresión, pero desde luego no esta cara de enfado que tienes ahora".  Y se fue. Tan pancho como había llegado. Y ahí me dejó, sin aire, pensando ostras, lo mismo se me ha agriado un poquito el carácter . Y este pensamiento ha estado ahí haciendo de las suyas y hace un rato, en la ducha, he pensado en escribir sobre ello. Y en vez del cuaderno, he cogido el ordenar.

21

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Hace unos días fotografié el camino de correr. Aún ando con el encéfalo en shock. El encéfalo y el millón de músculos que definitivamente sí tengo y que ahora -aquí sentada con las piernas en alto- siento latir a pulsaciones que pueden llegar a rozar la estratosfera. 21 minutos de carrera mezclados con sus correspondientes tramos de caminata. 21 minutos. Uno detrás de otro. Igual que los pasos. Uno, y detrás otro.  Tengo cada minuto grabado a fuego. Cada cuesta, cada piedra, cada bajada, cada maldita mosca, cada gota de sudor. La cabeza que parece la cabeza de una cerilla ardiendo. El aire que hoy -maldito polen, maldita primavera- llegaba mal y escaso. El amor propio de no dejarme parar.

a vueltas

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Acabo de terminar mis primeras 41 vueltas al sol y -entre nosotros- el viaje ha ido bastante bien. Sin prisa y sin pausa. Con una fuerza interior que a veces es de colores y a veces gris, pero que en ambos casos me mueve. Un paso detrás de otro y detrás de otro y así, que me recuerdo al gran whitman y su born here of parents born here of parents the same, and their parents the same . Me recuerdo, evidentemente no me parezco. Ni lo pretendo, of course. 41 vueltas acompañada de personas, animales, música y cosas que la mayoría de las veces han mejorado el viaje. Otras, las menos, han resultado un incordio. Algunas me acompañan desde el principio, otras se han unido a la caravana hace poco. Las hay que hicieron un alto en algún momento y acabé por perderlas de vista. Otras no pudieron seguir.  Otras se van y vuelven a ver qué tal.   Todas, las que están y las que no, las buenas y las malas, las que empujan y las de las zancadillas... Todas están y mis 41 vueltas no hubieran sido las

pfffff

He pasado estos días feliz ante la certeza cercana de verme los pies a través del agua del mar. Los pies, que no tengo claro si llegaré a las rodillas. El frío, lo típico. Y es que en cinco días tengo celebración cumpleañera marina. Con mis pins. Los tres y la playa. La perfección. Y sabiéndome en el mar, he dedicado este fin de semana tan festivo a descansar. Iba a poner a ser un poco moñas, que también, pero al final me he decantado por el descanso. Que tampoco es descanso, es... ¿paz? Es yo sin to-dos , que si os fijáis me ha quedado ideal, sin to dos y sin todos. Juego de palabras.