lunes lunero

El sábado por la noche tuve una superansia, y como lo mío con la carne no es por creencias religiosas me salté la tónica general de los últimos años con una hamburguesaca que por supuesto me sentó remal.

Según la estaba pidiendo, según la traían, según la engullía pensaba madremía de esto puedo morir. Veneno puro para mi cuerpo. No había salido del restaurante y ya lucía un dolor de cabeza de escándalo. Llegando a casa el mal cuerpo iba tirando a sideral, el domingo me lo pasé entero sin comer y ahora tengo gripe. Y entre nosotros, no me compensó en absoluto. Pensaba yo que por el primer bocado merecería la pena lo de después y -se ve que he perdido facultades cárnicas- no fue así. Es más. Comer carne es rollo.

Yo no como animalitos saltarines porque hace tantos años que tiendo al verde que es lanzar una bomba nuclear a mi estómago. Lo desintegra. Cuando el cuerpo se acostumbra a digerir cositas blandas y facilitas se vuelve vago y deja de procesar carne o por lo menos, deja de hacerlo con ganas, y los problemas físicos se acumulan. Y desde luego, romper la rutina con un artefacto como la hamburguesa del otro día no es un buen plan. No lo es en absoluto.

Ayer me revolvía mucho por lo del malestar y esta mañana me he revuelto mucho hablando con M.

Andábamos de peleas maternofiliales. Resulta que a las ocho, revolviendo entre sus cosas, me he enterado de que tenía que aprender a tocar una canción con la flauta. Le he preguntado eso tan madrezapatilla de "qué, esto cuando piensas hacerlo" y me ha salido con unos rollos monumentales es que no tengo flauta (estás mintiendo), es que no la encuentro (está detrás de ti), es que yo no sé tocar eso (si no lo intentas, desde luego), es que no lo entiendo (pues pregúntame, que sabes que yo sí), es que tiene hashtags (no words). Que tiene hashtags. QUE TIENE HASHTAGS. Soy de mente ágil y por dios M, eso son sostenidos. Sos-te-ni-dos. 

Pues mis amigos lo llaman hashtags.  

Y así, de lunes muy lunes. Aún convaleciente por lo del sábado y asumiendo lo de los hijos y los hashtags.

Feliz semana.

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