periscope-shaped hood

Mis dos últimos días son un libro.

Camino leyendo, como leyendo, me acuesto y leo hasta que de madrugada me preparo despeinada un casi desayuno y me vuelvo a la cama de día de fiesta a sentir la felicidad de la paz y lo que leo.

He terminado hace un ratín la historia que me traía entre manos y antes de comenzar con la siguiente me he planteado la alternativa de salir a pasear o escribir un rato.

No estoy saturada de leer, pero temo caer en una espiral de palabras que me deje ko. Lo del paseo es pereza. Por el tiempo que hace, sobre todo. Tan ideal para verlo a través del cristal. Pero, ¿sabéis qué? Voy a salir. Que me dé el aire. Me parece que me va a sentar bien un ratito de ríos y piedras. 

Luego ya. Con nocturnidad y mentes despejadas vuelvo y cuento lo que sea que me dé por contar hoy.

Además, me llevo la cámara de fotos. 

So long. 

...


De vuelta de la tarde. Del paseo y de los siglos que ha tardado el ordenar en cargar cuatro fotillos seleccionadas. La informática me desespera a niveles siderales.

Total, que os dejo aquí cuatro imágenes del paseo de antes. Un poco de agua. Unas flores primeras de la primavera que llega. Una casa y a mí misma, en mode periscope-shaped hood, que es una especie de little red riding hood viejuna y en gris.

El paseo bonito. Las manos rojas. Ahora que lo pienso, bastante curioso teniendo en cuenta que el frío es fundamentalmente azul, como todo el mundo sabe. Los sonidos relajantes. Igual que andar. Y la cabeza -como siempre- llenando cajones de ideas, proyectos, colores y recuerdos. 

Apenas me he cruzado con un par o tres de personas.

Desde la última vez que entré aquí, he pensadoperonoheencontradoelmomento de escribir sobre Wild, la peli del libro aquél que me entusiasmó (el libro, no la peli, que no está mal, pero no tiene nada que ver con lo que leí y lo que me transmitió el libro), también sobre el montonazo de canciones que he metido en una lista de spoty nueva: lucía, y lo alucinante que me resulta pasar por tantos momentos de mi vida a través de ellas.

Una tarde pensé en transmitiros un par de recetas del vegetarian challenge de la semana pasada y -en fin- nimiedades de características similares. 

Pero los días pasan, y con ellos las oportunidades de sentarme un rato y escribir.

Total, que las ideas van pasando y como no tengo rutinas al respecto se van para no volver. 

¿No os fascina el jazz? Ahora mismo tengo los oídos llenos de Art Blakey. No puedo disfrutar más. Los libros, el paseo, la música. El yoga-fin-de-semana a la vuelta de la esquina. Celebrar el domingo el día de la poesía con eso, poesía y música. Y sobre todas las cosas, la maravilla de dentro de un rato de volver a empezar un libro. 

Estoy contenta. Me siento bien, tranquila y monísima. Será the hood. Será la foto. Será que el verano se acerca irremediablemente. 

O La lluvia.

O la música.

O los libros.

O las ganas de hacer millones de cosas.

O las flores. Las flores definitivamente no.

O el río que nos lleva.

O todo junto.

Yo qué sé.





Comentarios

Lucía. ha dicho que…
Quien dice casa dice construcción en ruinas...

Molando voy

Las buenas acciones y sus consecuencias

hablar

frases de pared