veranito 2 1000 14

Una cosa que me gusta mucho es un domingo-de-repente. Levantarme pronto, que no madrugar, coger el coche o que me lleven y brunch madrileño.

La oferta en Madrid de esta modalidad alimentaria tan requetecool es mucha y pichi. Pero como yo soy tirando a estanca, once me siento y me gusta, suelo repetir.

Efectivamente, ayer domingo repetí. El lugar elegido, maricastaña, en la corredera baja de san pablo. Un espacio agradable, pastel, vintage, tranquilo, musiquita suave, brunch superb (lo que viene a ser almuerzo soberbio) y horas que pasan.

Los domingos-de-repente molan mil.
Ayer tuve la pena suprema de trabajar y no pude estirar el mundo de gominola hasta bien entrada la tarde, así que tuve un domingo-de-repente a medias. Aún así, resultó feliz.

Y a pesar de las perspectivas, la parte del domingo que fue laboral tampoco estuvo mal.


Y de nuevo lunes, con sus alegrías y sus penas. Me adentro en la semana previa a las fiestas de verano (uf). Me adentro en la semana en la que C cumple 13 (ay). Me adentro en la semana en la que celebraré la primera de las bodas del verano (bien), que es una parte que me gusta mucho de este trabajo. Sobre todo cuando –es el caso de las bodasdelverano2014- conozco de hace tiempo a las personas que se casan.

Me estoy tomando el verano con mucha calma, que tengo la impresión de que septiembre va a venir movidito. Mucho dormir, mucho descansar, a tope de zumo de zanahoria y con dos gatos en casa. Miau y un peque al que estoy cuidando mientras llega el día en el que se quede con Ó, su feliz y definitivo dueño.

Con el calor todo se torna lento. Mis paseos, mis tardes de leer, los ratos de escribir, la pereza máxima que es salir de la cama y la alegría infinita de entrar. Las incontables duchas, las canciones en el coche. Las conversaciones. Los instintos asesinos. El cansancio de tantos meses. Las ganas de más mar y los planes personales para cuando otoño.

Y esto es mi verano, compis. Mañanas largas, tardes lentas, noches con un poco de viento por fin. Mucho tiempo para perder. La gran pereza china de emprender el camino a casa desde el trabajo. Dormir a pierna suelta. Vivir despacio. Gazpacho y crudivorismo. Días que pasan y noches que llegan.

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