las semanas y mis cosas (III)

Al mal tiempo ya se sabe y hay que mirar siempre el lado mejor de las cosas. 

Puse en marcha la semana dándome cuenta de que oh oh mi carné de conducir ni era carné ni me servía para conducir. Más bien era un papelín rosa desvaído y caducado hace la torta. Horror. Mi plan fuerteventureño pasaba por alquilar un cochecín y recorrer la isla de norte a sur y vuelta al centro a por las dormiditas.

Inmediatamente -dada la imposibilidad de renovar en tan lamentable poco tiempo- pasé al siempre útil plan b: el de pasar el fin de semana en el centro mismo de la isla y aprovechar las ventajas del no coche. He descansado, he bailado, he jugado al billar que es algo que me sigue encantando (y ahora también a los pins), he paseado por un jardín de cactus, mucha playa, mucho mar, crepes, italianos, M y sus fósiles, meter los pies en el mar (que es algo que me encanta), ver los baños de ellos, insolarme... Por resumir, todas esas cosas tan de los cambios de aire.

O sea, que la imposibilidad de moverme libremente por la islita es sólo la excusa ideal para volver, no tardando mucho, mejor de salud y con más fuerzas al trajín de visitar lugares que creo que nos iban a haber gustado un montón.

Además de esto tan contable del viajecito, durante la semana empecé a trabajar, intenté ser bailona pero me quedé en cantar a gritos, me cansé millones haciendo empanadillas (qué cosa tan de señora mayor hacer empanadillas para todos los de mi generación-encarna), organicé todas las fotos de 2013 y las que llevo en 2014 con el objeto de imprimir libritos anuales (veremos en qué queda la iniciativa, conociéndome...), volví a simply red, que es algo en mi vida de muy de finales de los noventa, también preparé las cosillas para el viaje y todo todo todo a velocidad de crucero caracol.

Me he instalado en vivir despacio y me resulta curioso observar la velocidad a la que habitualmente vivo. Cualquier cosa es deprisaycorriendo. He disfrutado mucho estos días de caminar despacio, hablar despacio, comer despacio, leer despacio, vivir despacio.

Y he disfrutado mucho el fin de semana. Volver a estar a tiempo completo con C y M, después de tres semanas de ratitos, me ha hecho terriblemente feliz.

Pasear por la playa, también. Jugar, hablar, compartir momentos muy divertidos, descansar. Todo ha sumado en esta semana para sacarnos sonrisas. 

Les decía ayer a los pins que nos habíamos regalado nada menos que el verano, que es algo que me parece muy molón. En pleno mes de febrero, hemos abierto un paquete lleno de sol, playa, bikinis, toallas, arena, mar y piscinas, sombrillas, tumbonas y en general todos los elementos que no faltan en el mejor agosto (bueno, para ser realista en el mejor agosto rula un gazpachito almeriense rico rico que no hemos tenido, pero llegará).

Y para acabar de verdad la semana, volvemos a estar todos en casa. Acabamos de dar muchos abrazos a gato, que andaba de vacaciones desde el 30 de enero. Y desde el 30 de enero sin callejear, así que ha sido un vistoynovisto -con los gatos ya se sabe, tienen sus prioridades y no somos nosotros- pero supongo que volverá antes de acostarnos y la vida irá recobrando -es inevitable- su adorable normalidad.

Y poco más, que ahora ando de lavadoras post-viaje. Sólo una fotito bonita de ayer por la noche que nos sirva para soñar, a cada uno con lo que mejor nos parezca.

Pasad una buena semana y disfrutad de cada cosa pequeña, que yo haré lo propio aunque pffffff ¡qué poco me apetece este lunes! 

So long!

Comentarios

Molando voy

Las buenas acciones y sus consecuencias

hablar

frases de pared