vamos, que tengo un rato

Hoy llegaba a casa pensando en las cosas que me gustan. Bueno. Esto no es así (¡!). Realmente pensaba en lo rebien que se está en la cama cuando el viento amenaza ahí fuera, como los malos de Hill Street. En lo bien y calentitos que estuvimos ayer los pins y yo -leyendo en conjunto Memorias de Idhun- mientras el vendaval hacía de las suyas con las macetas, las contraventanas y las bolsas abandonadas.

De ahí he saltado mentalmente a otras cosas que me gustan, como hacer regalos manuales (ando ahora con ideas monísimas para los amigos invisibles que llegan por navidad), nadar, abrir la puerta y gato, ducharme con agua muuuuy caliente, recibir cartas (estoy por poner mi dire por si cae alguna... porque lo que son cartas, qué pena que no sean tendencia) o en su defecto correos inesperados, hablar por los codos y -qué demonios- me gusta el silencio y mucho estar sola. También me gusta hacer fotos. Sobre todo a ventanas y a ropa tendida.  

He pensado que de todo este batiburrillo podría salir algo digno que contar, pero oh oh me he puesto a hacerlo justo ahora que empieza una reunión y oh oh, me temo que debo dejarlo para otro momento.

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